El dato es revelador: el grupo alemán Bertelsmann acaba de hacer públicos sus resultados económicos durante 2016 y en ellos se especifica, por primera vez, la parte de sus ingresos que se generan en actividades digitales. Durante 2016, el mayor grupo de comunicación de Europa generó unos ingresos digitales de 7.400 millones de euros, un 44% de su cifra total de ingresos, que ascendió a 16.950 millones.
Ese cambio, el de la digitalización, no sólo afecta masivamente al sistema mediático, como es obvio, sino que alcanza en general a todos los campos de la actividad humana. En dos o tres lustros, cambiarán las fuentes de energía y el aspecto de nuestras ciudades, los modos del transporte, las formas de consumir el ocio, los modos de recibir la oferta audiovisual, incluso el sistema de relaciones interpersonales?
Nunca fue, pues, más necesaria la flexibilidad, la capacidad de adaptación de los individuos a los tiempos nuevos. Ni se necesitó más atención de todos para evitar las segmentaciones sociales, la marginación de sectores que no sean capaces de avanzar sin ayuda en este mundo más cambiante que nunca. Es preciso que una gran mayoría ingrese simultáneamente en el futuro, por lo que hará falta volver a cada paso la vista atrás para recoger y rescatar a los rezagados.
