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Menos militantes

Las elecciones primarias de los partidos políticos que se están imponiendo para seleccionar a los líderes y a los candidatos a las principales instituciones no son panacea de casi nada -los problemas de envejecimiento de las organizaciones políticas permanecen prácticamente intactos- pero sí se está produciendo una clarificación de las organizaciones que favorece la transparencia y que por fuerza habrá de redundar en un aumento de la democracia interna.

Como es sabido, el PP está utilizando por primera vez en sus congresos regionales unas primarias híbridas a doble vuelta, y, como primera conclusión, se ha visto que el volumen de la militancia real estaba sobredimensionado. El PP alardeaba de tener 800.000 militantes (cuando la CDU alemana apenas tiene 435.300 reconocidos), pero en la práctica son muchos menos: cuando ha llegado la hora de la preinscripción para poder votar, en Madrid sólo 10.888 de los 94.511 afiliados que el partido tenía contabilizados en noviembre de 2016 se inscribieron. Y en Valencia, apenas 8.052 de los 148.711 han decidido participar.

El PSOE tiene 180.000 militantes en números redondos, recontados a razón de las sucesivas primarias. Además, reconocen militancia partidista los 22.765 afiliados de Ciudadanos o los 480.674 de Podemos, aunque en el caso de la formación de Pablo Iglesias, sólo 151.340 personas participaron en su último congreso, el de Vistalegre II. Todo indica, en fin, que todos los militantes de todos los partidos de este país no suman ni medio millón de personas. Una cifra que nos debería hacer reflexionar a todos.

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