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Matías Vallés

Al Azar

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Company-Bauzá, qué cara a cara

Cuesta tomarse en serio a un partido que tiene que elegir entre Biel Company y José Ramón Bauzá. La expresión "Cara a cara"...

Cuesta tomarse en serio a un partido que tiene que elegir entre Biel Company y José Ramón Bauzá. La expresión "Cara a cara" no siempre describe con acierto un debate electoral, pero traslada con exactitud las personalidades de dos candidatos a quienes nadie en su sano juicio colocaría al frente de una formación con pretensiones de gobernar. Un par de caras. Bauzá se negó a medirse contra ningún otro candidato, en las elecciones autonómicas en las que cosechó el peor resultado del PP en toda su historia. Ahora enarbola la bandera democrática, por supuesto rojigualda. Qué cara. Company ocupaba un puesto de honor en la lista catastrófica. Ahora se postula como renovador y se guarece en la madriguera conejil para rehuir la confrontación. Qué cara.

La dirección del PP, más uterina que interina, hostiga al castrense Bauzá frente al urbanista Company. No actúan por convicción ideológica, sino por la tradición mallorquina de apuntarse al ganador. El expresidente amarró el acta de senador a cambio de que desapareciera para siempre, y vuelve a dar la lata. Qué cara. Su conseller de Agricultura al Hormigón publicaba tuits anónimos contra el Govern del que formaba parte. Qué cara. Los afiliados del PP no votarán por el lógico odio al rival, sino por el pánico que genera el otro candidato. Votar a Trump para librarse de Hillary.

El PP no quiere dar la cara. Y quién podría reprochárselo, dadas las caras y los caras que presenta. El mismo Bauzá que le gritaba "yo soy el general y tú el sargento" a Mateo Isern, se presenta hoy como bastión democrático. Muy escasas han de ser sus posibilidades, para estar dispuesto a exhibir su cara y sus carencias. Enfrente, a Company hay que exhibirlo a distancia, para que no muestre su verdadera cara y se la parta al rival. Los conservadores tienen dos caras, a cual más cara, máscara y mascarón. Las primarias plantean una gigantesca operación de maquillaje, donde la única posibilidad de resignarse a Company o Bauzá consiste en aceptar que no tienen biografía. Solo tienen cara.

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