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Juan José Millas

Tierra de Nadie

Juan José Millás

El diluvio

¡Tremendas, las conclusiones del Libro Blanco de la UE sobre el futuro de la misma! Reconoce, entre otras cosas, que "la Unión ha estado por debajo de las expectativas en la peor crisis financiera, económica y social de la posguerra". No es que haya estado por debajo de las expectativas, añadimos nosotros, es que ha estado subterránea. Y ahí sigue, en el subsuelo, resignada a que por primera vez en muchas generaciones los hijos y los nietos vivan peor que los padres y los abuelos. La UE nació mal, con la ayuda de fórceps oxidados que produjeron daños irreversibles en el cerebro de la criatura. De su encéfalo, también llamado euro, muchos expertos aseguran que no debería haber venido al mundo, aunque nadie sabe ahora cómo sacarlo de él. En otras palabras, que el remedio sería peor que la enfermedad.

El Libro Blanco de la UE es un diagnóstico sobre nuestro futuro, pues pertenecemos a ella, aunque hablemos como si no. Cuando leemos en el periódico que Bruselas exige a España que profundice en las reformas laborales, por ejemplo, estamos tratando a Bruselas como una fuerza colonial que no hace otra cosa que pedirnos sacrificios. Aún recordamos al ministro Guindos, sorprendido por un micrófono indiscreto, confesando a nuestros colonizadores que el Gobierno español estaba a punto de cerrar una reforma laboral "extremadamente agresiva". Ignoramos qué se estaba haciendo perdonar, pero la reforma fue, en efecto, colérica. ¿Sirvió para calmarlos? Parece que no.

Europa, según nuestros líderes políticos, era un proyecto magnífico, pero huían de ella a la menor oportunidad. El Europarlamento parece un buen sitio para empezar o para acabar, pero no para hacer carrera cuando uno está en la edad de hacerla. Hay tal disparidad entre lo que se dice y lo que se hace que muy poca gente asume como propio el proyecto europeo. Peor aún: de Bruselas y de Alemania, que es quien manda en Bruselas, por lo general solo llegan malas noticias. El Libro Blanco es una confesión de impotencia sin precedentes con el que vienen a decirnos que vayamos preparándonos. ¿Para qué? Para el diluvio. ¿Acaso les parece poco diluvio el que venimos padeciendo de diez o quince años a esta parte?

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