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Tribunal Constitucional

Está a punto de consumarse una nueva renovación del Tribunal Constitucional: los quince candidatos a magistrados propuestos por los parlamentos autonómicos han comparecido ante la Comisión de Nombramientos del Senado, pese a que el acuerdo entre PP y PSOE estaba ya cerrado. Ricardo Enríquez y Alfredo Montoya, respaldados por los populares, y María Teresa Balaguer y Cándido Conde-Pumpido, con el aval de los socialistas, serán designados por la Cámara alta para renovar el órgano. Al término del proceso, algunas de las formaciones políticas marginadas por e conciliábulo de los "viejos partidos" han expresado su desacuerdo con este pacto, que ni siquiera es ya tácito, y que desvirtúa claramente el espíritu de la Constitución. En cualquier caso, la próxima semana la Cámara Alta ratificará esta elección con la preceptiva mayoría de tres quintos de sus miembros.

En definitiva, prospera una vez más el sistema de cupos. Los cuatro candidatos no disfrutan de un aprecio transversal en la Cámara Alta, no están por encima del debate partidista, sino más bien al contrario: dos de ellos son de la absoluta confianza del PP y los otros dos del PSOE. Y el prodigio se produce mediante el intercambio de apoyos: el PP apoya a los candidatos del PSOE con la nariz tapada y al contrario. De esta forma, se consigue que el Tribunal Constitucional sea un trasunto del Parlamento, con lo que su esencia queda claramente desnaturalizada.

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