Entrevisté a Aina Aguiló cuando era la campeona de una Mallorca en castellano. Se levantó la polvareda previsible, pero la entonces diputada del PP mantuvo íntegras sus respuestas. Este comportamiento decente es inhabitual entre políticos mallorquines o entre mallorquines a secas, por lo que le reservo mi reconocimiento. Arrinconada durante cuatro años por Bauzá, alejada de la parrilla de salida electoral y finalmente suspendida de militancia por una cacicada de palafreneros del último president del PP, observo que vuelve al redil de Joserra para perder juntos. He visto volteretas mayores, pero me preocupa el interín.