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El sueño americano

Bien mirado, uno se pregunta a qué viene tanto revuelo por el nuevo cargo de Baltasar Picornell, de profesión carpintero metálico y ahora presidente del parlamento balear. Porque, no nos engañemos, semejante revuelo es debido a que Picornell, 'Balti', tiene unas pintas un poco raras, dicho esto último con todas las comillas del mundo, ya que de pintas raras, nada de nada. Su pinta es muy común. La calle está repleta de ellas y, en el fondo, se trata de eso: que los de extracción humilde puedan acceder a ocupar cargos de prestigio. ¿No era eso parte de la democracia? La igualdad de oportunidades, ya saben, que no hace distingos de clase social y condición. Pero esto es un tema viejo. Tan viejo y manido como el sueño americano. Ya saben, el limpiabotas que llega a codearse con Rockfeller, incluso a alcanzar cotas muy altas de poder y riqueza. El aparcacoches que, en poco tiempo, es capaz de dirigir un periódico de referencia. Basta con dar un repaso a la historia del cine para percatarse de ello. Dicen que Picornell tiene pocos estudios. Bueno, tampoco es tan grave. Y seguimos con el sueño americano. De hecho, con un poco de observación, práctica, rigor y sentido común, 'Balti' puede desempeñar el papel sin muchos problemas.

Porque el tema de los oficios es importante. La Formación Profesional, tradicionalmente en este país, ha sido de algún modo despreciada, siempre ocupando un rango inferior a los estudios universitarios. No olvidemos que el oficio, desde el electricista hasta el fontanero, pasando por el yesero, albañil y, por supuesto, el carpintero, es una escuela muy seria de vida. España es un país cargado de inútiles universitarios. Muchos de ellos se han pasado los años en la Facultad alargando la agonía o, mejor dicho, la fiesta. O, mejor dicho todavía, la siesta. La universidad como una burbuja que preserva al universitario de los reveses y sinsabores de la vida. Sin duda, es del género idiota haber minusvalorado a quienes pencaban para ser buenos profesionales en sus oficios respectivos. Son fundamentales para que un país emerja o se sostenga. De hecho, siempre he sentido una secreta envidia y un manifiesto agradecimiento por quienes son capaces de sacarme del atolladero en cuestiones eléctricas o de fontanería, por quienes son impecables en el corte de la madera, en el ensamblaje, la soldadura o en la construcción de una pared seca. Para ello, no lo duden, se requiere mucha destreza. Uno cree que un oficio da oficio y, por tanto, el hecho de que 'Balti' sea carpintero no le resta ningún punto de cara a presidir el parlamento balear.

Eso sí, tampoco vayamos a santificar al carpintero o a tratarlo como si fuera la bondad personificada por el mero hecho de ser de condición humilde y con pocos estudios. No caigamos en el extremo opuesto ni en la santa hipocresía, como suelen hacer los ñoños de espíritu. Que no somos cristianos de base ni creemos, por descontado, que todos los pobres, por el solo hecho de serlo, sean ángeles. Cuidado con eso. Simplemente, ha ocurrido así, y no hay que darle muchas más vueltas que las que le estoy dando, y que ya son demasiadas. Pero lo cierto es que pocos son capaces de confesar que su prevención ante el nuevo presidente del parlamento balear, es de orden estético y algo elitista. No nos engañemos. Un carpintero metálico con barba, coleta y, si se tercia, para ocasiones muy especiales, un moño, no deja de ser una podemización -disculpen el palabrón- de la sociedad. Antes hubiéramos escrito: proletarización.

Bien mirado, un gran número de políticos atildados se han comportado como perfectos delincuentes, como cuatreros de guante blanco que, además, nos han exigido ser impecables en nuestros pagos a Hacienda, mientras ellos se dedicaban una temporada sí, y otra también, a desviar fondos y a forrarse sin límite a costa del erario público, esto es, de usted, de mí y del de más allá. Eso es avidez de pasta y lo demás son cuentos de la abuela. En fin, un asco todo. Por cierto, muchos de ellos licenciados en Derecho, a los que suponemos expertos en leyes que, por supuesto, se las pasan por el forro. Pensemos en Rato y en Munar, por poner dos ejemplos edificantes. Muchos otros, licenciados en Economía y Empresariales. Pensemos en Matas, otro que tal. Y he aquí, el carpintero Picornell, al que no hay que santificar ni tampoco denostar por ser quién es, por hacer lo que hace. Al que suponemos especialista en cerramientos herméticos, tipo PVC, que tan necesarios son en estas islas tan húmedas.

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