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Pilar Garcés

El desliz

Pilar Garcés

San Valentín y sus enemigas

Ha bastado que el área de Igualdad del Consell haya utilizado el 14 de febrero para llamar la atención sobre las relaciones sentimentales tóxicas para que la almibarada fecha sea defendida como un derecho fundamental por los tradicionalistas de siempre, y por muchos sobrevenidos.

Estoy realmente asombrada de la cantidad de defensores que le han salido a San Valentín. Toda la vida oyendo que es una celebración que se inventaron los grandes almacenes para vender cojines en forma de corazón, colgantes en forma de corazón y tazas rosas con corazones. Toda la vida esperando ramos de flores que no llegaban "porque yo te quiero todo el año", y cajas de bombones que no llegaban porque "a mí no me gusta que la tradición judeocristiana me dicte cuándo y cómo debo expresarte mi cariño". Tantas comedias románticas vistas a escondidas el 14 de febrero porque "me está subiendo el azúcar, ningún hombre en su sano juicio se cruzaría la ciudad en plena nevada para bailar como un gilipollas". Que si "yo no te he comprado nada porque quiero sorprenderte en cualquier otro momento". Que si eso "solo lo celebran los yanquis". Que si "no me seas cursi, pensaba que eras una tía liberada"... ¡Y ahora resulta que estoy rodeada de sentimentales empedernidos! Debe ser que el romanticismo, como las hemorroides, se sufre en silencio hasta que entra en erupción por culpa de un detonante que bien puede ser la campaña Desmontando San Valentín del Consell de Mallorca. Basta que la autoridad competente en materia de Igualdad haya decidido aprovechar la fecha de marras para reflexionar sobre las relaciones desequilibradas con envoltorio de felicidad para que un auténtico ejército de paladines del amor cortés salga disparar contra las feministas. Ya era hora, amigas. Pensaba que se nos iba a pasar la legislatura sin molestar a nadie. Directora insular Nina Parrón, hoy te quiero más que ayer, pero menos que mañana.

Las feministas pretenden demoler el amor en su conjunto. Las feministas nos dictan cómo amar. ¿Significa eso que a día de hoy que el ideal siguen siendo Romeo y Julieta o la Cenicienta? Por lo visto sí. Un estereotipo no vale lo que un diamante pero también es para siempre. La campaña del Consell pone el acento con ironía y sentido del humor en ciertas actitudes que pueden disfrazarse de pasión, pero que esconden sometimiento y control. "Quién necesita media naranja si ya es una naranja entera". "Quién quiere un príncipe azul si puede besar una rana". Si hay un día perfecto para poner el acento en las relaciones tóxicas, los celos y los comportamientos que desembocan en dependencia y violencia ese es el de los enamorados. Mucho nos escandaliza enterarnos de que las adolescentes consideran normal que su chico les dicte el largo de la minifalda y les vigile el móvil, porque lo consideran una muestra de afecto. Estas actitudes se combaten con educación y mensajes contundentes y llamativos que muestren lo ridículo que resulta mantener ciertos clichés a estas alturas de la película. De la película de terror, pues hasta la Factoría Disney ha incorporado ya heroínas que ni son guapas, ni necesitan ser rescatadas por nadie, ni buscan novio ni permiso para realizarse, y el mundo ha seguido girando sobre su eje.

Demoliendo San Valentín. No va contra el santoral, de verdad que no. Hoy mismo pensamos celebrar a Santa Juliana, que se bautizó a escondidas de su familia y decidió no casarse nunca. Semejante idea no cuadraba con las intenciones del joven senador Eleusio, su encendido pretendiente, quien la delató a su padre. Fue encarcelada y torturada con estaño derretido, y a los dieciocho años le cortaron la cabeza. Jolín con Santa Juliana, qué manera de resistirse a una bella historia de amor con final feliz.

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