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Matías Vallés

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Matías Vallés

El último set de Toni Nadal

ramos de Nadal dentro y fuera de la pista, de Rafa Nadal y Toni Nadal respectivamente. Piensen en Messi y Guardiola, si el segundo no fuera un bluff según ha demostrado la carrera posterior de ambos. El tenista no cambia de entrenador, sino que se proclama entrenador. Tampoco Pablo Iglesias cambia de número dos al liquidar a Errejón, sino que se proclama número uno y dos. Y tres. Entre las parejas citadas, la mallorquina aporta el plus de la familiaridad, que acentuaba la unión y proporciona un ingrediente traumático a la ruptura.

El trabajo de Toni Nadal no consistió en lanzar a su sobrino a la estratosfera, sino en mantenerlo con los pies en el suelo. Esta relativización de un deportista es un trabajo ideal para un mallorquín, el problema consiste en convertirlo en campeón del mundo si lo tienes maniatado. El truco del tío consistió en despertar la curiosidad del tenista, en ensancharla hacia la ambición. Claro que la ambición solo permite acceder a una plaza de auxiliar administrativo. Un campeón ha de exagerarla en la palabra inglesa que se traduce en hambre, pero que en realidad significa ansia.

Gracias a su tío, el tenis de Nadal es curioso, explorador. El entrenador socrático le incitó a cuestionarse incluso cuando arrasa a un rival. El nueve veces campeón de Roland Garros destroza entre interrogantes. Cuando tu entrenador, que además es hermano de tu padre, te insiste cien veces en que no eres nadie y en que "pasar la pelotita al otro lado de la red" carece de mérito, genera un vacío desolador. De ahí que el día en que te propone que "puedes ganar a Federer", sabes que no te engaña. Se habla de Moyá como sucesor con virtudes distintas. Es inexacto. El otro campeón mallorquín en París ha cincelado su discurso, mucho más inteligente que cuando jugaba, sobre la personalidad del tío Toni. El técnico le ha aportado el caparazón filosófico a su experiencia en la pista. Toni Nadal le dijo lo que pensaba incluso a Rajoy en La Moncloa. Transformó el tanmateix en una fuente de energía. Sin embargo, relativicemos al relativizador. Si Toni Nadal fabricó al tenista número uno del mundo, Rafa Nadal fabricó al entrenador número uno del mundo.

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