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Antonio Papell

Análisis

Antonio Papell

La voladura de Podemos

Carlos Fernández Liria, activista y filósofo, profesor de Filosofía en la Universidad Complutense, autor en su momento de uno de los textos más elogiados de la malograda asignatura "Educación para la Ciudadanía", ha sido el ideólogo fundamental de Podemos, tras haber adquirido cierta relevancia en los circuitos intelectuales progresistas por la publicación, junto a Luis Alegre, del libro Comprender Venezuela, pensar la democracia, en que ambos autores explicaban la sedicente democracia bolivariana, que no sería otra cosa que la defensa de los mismos valores "burgueses" que defienden las democracias occidentales, pero los genuinos, los "de verdad". El año pasado, Fernández Liria publicaba En defensa del populismo, con un prólogo de Luis Alegre. En él se denuncian "los errores de la izquierda" y se postula la formación por agregación de una mayoría social, la creación de un "pueblo nuevo" trasversal "que se reconozca a sí mismo como sujeto de un proyecto colectivo". En este empeño, una parte crucial de la batalla consistiría en disputar las palabras, ya que de lo que se trata es de llenar de contenido los valores de la Revolución francesa, libertad, igualdad, conceptos que fueron graciosamente regalados sin disputa por el marxismo al liberalismo.

Esta posición, que podría identificarse con la errejonismo, explica el descontento de los sectores de Podemos más "populistas" con el pacto orquestado por Pablo Iglesias con Alberto Garzón, con Izquierda Unida, atendiendo a los cantos de sirena de Julio Anguita. El confinamiento de Podemos a la izquierda del espectro, en el lugar anacrónico que todavía ocupan el PCE y las demás fuerzas integradas en IU, ya hizo imposible el sorpasso en las elecciones del 26J -un gran fracaso para Iglesias- y condena a Podemos a una relevancia escasa.

La controversia era, pues, explicable porque hay dos sensibilidades en severo conflicto en el interior de Podemos. Lo que ya no es tan explicable es que el disenso haya derivado en tan dura confrontación. Una lucha cainita que ha hecho reaccionar con dureza a Fernández Liria y a Alegre, quienes han denunciado que "una pandilla de burócratas intransigentes han secuestrado a la secretaría general, decidiendo emprender una guerra de extermino contra el 'errejonismo'". Ya no se habla de ideas; los jóvenes virginales e incontaminados que bajaban a la arena política a redimirnos de los políticos profesionales se disputan con crudeza el poder por el poder, de modo que la filantropía y el ánimo de "cambiar las cosas" para incrementar el bienestar y la felicidad de todos se han desvanecido. Es bien expresivo que, cuando se ha visto que el choque de trenes, la confrontación entre el "pablismo" y el "errejonismo", no sólo puede frustrar Vistalegre II sino destrozar Podemos, la salida que propone el todavía secretario general es que Errejón se aparte del debate para centrarse en la conquista del ayuntamiento o la comunidad de Madrid en las primeras elecciones que se celebren? Ante la imposibilidad de debatir, excluyamos al adversario.

No es en modo alguno sencillo conciliar la transversalidad amable y seductora con la radicalidad rotunda, por lo que la controversia abierta tiene difícil desenlace. En cualquier caso, siempre sería más fácil conciliar ideas discrepantes que resolver disputas personales. Y si hay que hacer caso al ruido que se escucha en los medios, el conflicto abierto en Podemos ha generado enemistades y hasta odios que pueden hacer inviable la reconstrucción. El resultado del debate no es inocuo para el conjunto de la política española porque es evidente que el triunfo de Iglesias al frente de la opción más radical le confinaría en la extrema izquierda y haría muy difícil cualquier pacto futuro con el PSOE. Y al contrario: el éxito del errejonismo daría viabilidad, siquiera teórica, a la generación de una opción de izquierdas.

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