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Antonio Papell

Cataluña en común y la ambigüedad

Catalunya en Comú, En Comú Podem, Els Comuns? Todavía no hay un nombre definitivo, pero Ada Colau acaba de presentar su proyecto de partido, que engloba una de las confluencias de Podemos con Iniciativa-EUiA y BComú, que ella controlará con el objetivo explícito de alcanzar la Generalitat aunque probablemente el liderazgo lo ostente formalmente Xavier Domènech.

La nueva organización de izquierdas, que aspira a representar a una mayoría social frente a la alianza nacionalista formada por PDECat (la antigua convergencia), ERC y la CUP, reproduce esencialmente el planteamiento que Podemos está haciendo en el ámbito estatal: la fuerza populista se alía con Izquierda Unida con una cierta vocación de transversalidad? Evidentemente, en este punto se hace otra vez patente la discrepancia entre Iglesias y Errejón: este último ve con recelo el vínculo con Izquierda Unida ya que cree, probablemente con razón, que sesga a Podemos y lo confina en la extrema izquierda, lo que arrasa la buscada transversalidad. Por ello, Errejón ha sacado adelante la condición, aceptada por Iglesias, de que la integración con Izquierda Unida requiera el apoyo de una mayoría muy cualificada de la militancia. Al parecer, el líder de Podemos en Cataluña, Albano-Dante Fachín, ya ha consultado a la dirección estatal este asunto.

En estos momentos, está en marcha en proceso de construcción ideológica de la nueva fuerza política de Colau: hay 74 talleres políticos que trabajarán hasta marzo sobre un borrador de ponencia política que ya circula y sus conclusiones se votarán y adoptarán, en su caso, en la asamblea fundacional que tendrá lugar el 1 de abril. Las líneas maestras ya se conocen sin embargo: subida de impuestos a las rentas más altas, más regulación económica, nueva relación con el Estado? y reconocimiento del derecho de autodeterminación.

De nuevo la cuestión soberanista se revela clave en Cataluña. Un portavoz del entorno de Colau explicaba el lunes pasado a La Vanguardia la posición de partida: "nuestro modelo ideal sería una relación [con España] de tipo confederal, pero no nos vamos a oponer a la independencia si es lo que la mayoría de ciudadanos decide". En esta línea, el capítulo nacional de la ponencia será deliberadamente ambiguo y apostará por hacer de Cataluña una "república social, democrática y ambientalmente justa" que comparte "soberanías" con el resto del Estado, una España que debería reconocer su carácter "plurinacional". El periodista que recoge estas opiniones recuerda que esta definición se parece a la que Junts Pel Sí hace de Cataluña en la futura e ilegal ley de transitoriedad Jurídica: "República de derecho, democrática y social". La misma voz anónima reconocía al redactor de la información que "no vamos a definirnos mucho más sobre la cuestión nacional porque tenemos un 30% de votante independentista y el resto se debate entre diferentes opciones". Esto es lo que se llama claridad de ideas.

Esta posición meliflua y deslizante al respecto de una cuestión tan previa y decisiva como es el marco institucional debería pasar factura al Podemos estatal, que sí ha definirse o, por lo menos, deberá explicar por qué no lo hace al respecto de la cuestión nacional. Una cosa es poner en cuestión el Estado Autonómico, a fin de cuentas una construcción artificiosa y llena de defectos, e incluso afirmar la plurinacionalidad del Estado en determinado sentido, y otra muy distinta jugar con la ruptura del Estado español, circunstancia que muchos no admitiríamos. No es muy difícil de ver que en tanto dure la ambigüedad de Podemos, las restantes fuerzas no se atreverán a la reforma constitucional para no abrir precisamente ese melón, por lo que la inconcreción se convertirá en bloqueo. Deben pensarlo los líderes de Podemos en puertas de Vistalegre II.

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