Estamos a punto de concluir un año que, como habíamos previsto en el ejercicio pasado, ha tenido un comportamiento positivo en el terreno económico, social y empresarial. Ha sido un año bueno, incluso muy bueno, que ha situado a Baleares en puestos de liderazgo nacional. La previsión para 2017 va en una línea parecida de optimismo. En esta coyuntura expansiva tan favorable, el papel de las empresas familiares ha tenido y tiene un papel relevante, fundamental, tanto en nuestras islas como a nivel nacional.

Que el papel de la empresa familiar ha sido y es fundamental lo corroboran, por primera vez, los datos que nos aporta el exhaustivo y riguroso estudio La Empresa Familiar en España elaborado por la red de Cátedras de Empresa Familiar y el Servicio de Estudios del IEF, que más que una radiografía, se trata de un TAC sobre la situación de las empresas familiares en nuestro país, desde antes de la crisis hasta hoy, en comparación con las empresas no familiares. Por primera vez tenemos una guía completa donde se puede conocer, con cifras fiables por comunidades autónomas, la importancia de estas compañías como motor de la inversión, generadoras de riqueza, de empleo y factor determinante de la puesta en valor de la "marca España".

Se trata de una gran herramienta para conocernos, reconocernos y también que se nos 'reconozca' mejor.

Los resultados obtenidos del estudio son elocuentes: las empresas familiares representan el 90 por ciento de las sociedades y son responsables tanto del 60 por ciento del valor añadido bruto como del 70 por ciento del empleo generados por el conjunto del sector privado. O sea, España cuenta con 1,1 millones de empresas familiares del total de 1,25 millones de sociedades mercantiles existentes. Estas compañías aportan anualmente a la economía un valor añadido equivalente a 262.000 millones de euros y en torno a 7 millones de puestos de trabajo, de los 460.000 millones de euros y los 10 millones de empleos generados por las sociedades mercantiles del sector privado. De hecho, en términos de empleo, las empresas familiares aportan aproximadamente a la economía el doble de puestos de trabajo que las empresas no familiares.

Continuando con el análisis de nuestro perfil y sin caer en chovinismos, permitidme que destaque que las empresas familiares de Balears lideramos el ranking de productividad de toda España, según los datos del estudio. Un aspecto que no pasa desapercibido y que debe ser motivo de orgullo para nuestra Comunidad.

Como destaca en la introducción Juan Corona, director general del Instituto de la Empresa Familiar, hoy aquí con nosotros, "las empresas familiares son la columna vertebral de la economía española". Y como dice en el prólogo Javier Moll, expresidente del Instituto de la Empresa Familiar: "Existen motivos suficientes para argumentar que estas empresas constituyen un bien social a preservar, o incluso para definirlas como el "capitalismo con rostro humano".

Con estos datos en la mano, que ayudan de manera importante a conocernos mejor y a conocer mejor nuestras posibilidades, no es desproporcionado reclamar el espacio que nos corresponde en la agenda social y en los círculos de decisión de la economía y la empresa. La empresa familiar debe ser escuchada y reconocida institucional y socialmente como un referente de creación de riqueza y de empleo.

Y en esta línea hemos de poner de relieve dos retos importantes que debemos superar porque afectan como amenazas a esa productividad que lideramos: uno, el de la financiación autonómica. No puede ser que sigamos perdiendo el tren de las inversiones públicas sobre todo en infraestructuras y dotaciones básicas por un planteamiento erróneo en la redistribución nacional de la financiación que castiga más a quienes más despuntan. Nuestros planes de empresa y empleo, que nos catapultan a esos lugares de liderazgo de los que os hablaba, deben encontrar el marco propicio en la administración pública para permitir su impulso y desarrollo: en carreteras, calidad y tratamiento del agua, comunicaciones, etc, etc.

El otro gran reto es poder superar de una vez las sombras que asoman cada cierto tiempo en las políticas impositivas, algunas de las cuales, como en sucesiones, donaciones y patrimonio, se dirigen directamente a la línea de flotación de nuestras compañías, creando riesgos de descapitalización tanto en las familias como en las sociedades y, por ende, riesgos de desaparición a corto o medio plazo.

Bueno, no quiero extenderme más. Desde la humildad y con ánimo de colaboración, pero conociendo el significado y el peso de nuestras empresas en el tejido socioeconómico, ese derecho a ser tenidos en cuenta del que hablaba antes también implica un deber hacia la sociedad: el deber de compartir las experiencias y visiones de nuestras compañías con todo el tejido social para hacerlo más dinámico, más humano, más competitivo, más justo.

Muchas gracias por vuestra presencia.

(*) Discurso pronunciado por Rafael Salas, presidente de la Associació Balear de l´Empresa Familiar (ABEF) ante la Asamblea General de la ABEF.