Diario de Mallorca

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E l pasado jueves 17 tuvo lugar la apertura de la decimosegunda legislatura de las Cortes Generales, presidida por el Rey quien pronunció un discurso, correcto, sereno, impecable. Durante media hora hablo de dignificar la vida pública, de las instituciones, de la crisis de gobernabilidad, que se ha vivido durante el último año y, de la generosidad de algunos partidos (Ciudadanos y PSOE) permitiendo que finalmente se haya formado gobierno y terminar con el colapso institucional. Bloqueo resuelto a través del dialogo y desde la responsabilidad. No pasó por alto sobre la difícil situación que ha vivido el país, por la crisis, que ha conducido a un general y claro debilitamiento. También se refirió a la actual recuperación económica.

Dijo que ante las dificultades, se puede optar por el pesimismo, el espíritu destructivo y la negatividad, o por el contrario por un espíritu de superación, con ánimo constructivo, deseo de progresar, pasión por vivir, y mirar hacia adelante con ilusión y esperanza. No evitó hablar de la indignación y desmoralización que ha producido en la ciudadanía la corrupción y de la necesidad de que sea combatida con firmeza. Reiteró que la vida política debe de estar inspirada y basada en valores éticos. Fue un discurso largo, intenso pero impecable. Media hora de discurso y tres minutos de aplausos con ambas cámaras puestas en pie, menos los radicales de Izquierda Unida y Podemos.

Iñaki Bernal de Izquierda Unida se envolvió en una bandera republicana dentro del Hemiciclo, Cañamero, de Unidos Podemos no se puso en pie cuando sonó el Himno Nacional; los de ERC y Bildu no asistieron al acto y los de Podemos no saludaron al Rey. Todo eso es realmente peregrino, si pensaran con la cabeza y no con las vísceras se darían cuenta de que ellos están allí, y están, gracias a una Constitución que les legitima para ello y que esa misma Constitución es la que legitima y obliga al Rey a abrir la legislatura de las Cortes. Si analizamos el comportamiento de nuestra izquierda radical, se podría llegar a la conclusión de que sufren algún trastorno relacionado con el reconcomio del odio, que han somatizado este sentimiento, y que eso puede ser una patología peligrosa y difícil de curar.

En Reino Unido, una democracia antigua, consolidada y más avanzada que la nuestra, se reunieron, recientemente, los miembros del Parlamento para conmemorar el 75 aniversario de la Batalla de Inglaterra, en la que pilotos británicos defendieron el país de los ataques alemanes. En la cámara se discute, se levantan, a veces se gritan, pero en determinadas cuestiones permanecen unidos y no admiten fisuras. En esa ocasión, estando en la celebración de aquella gesta histórica, en la Catedral de Saint Paul el diputado laborista Jeremy Corbyn dio "la nota" para diferenciarse del resto de parlamentarios. La reacción fue unánime todos, laboristas, conservadores, ecologistas, puestos en pie cantaron el God save de Queen.

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