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Matías Vallés

Al Azar

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El trato a Trump y a Rita Barberá

Abundan los puntos de intersección entre Donald Trump y Rita Barberá, en el talante ya que no en los logros. El nuevo imperator del planeta ha...

Abundan los puntos de intersección entre Donald Trump y Rita Barberá, en el talante ya que no en los logros. El nuevo imperator del planeta ha sido masacrado informativamente por el New York Times, con resultado notorio. Pese a ello, el presidente billonario accedió a regañadientes a un encuentro grabado con el propietario, directivos y periodistas del rotativo neoyorquino. En un ejemplo de transparencia hacia sus lectores, se ha publicado la transcripción íntegra del encuentro en la cumbre, que fue on the record por exigencia del diario. No solo constituye la mejor aproximación al magnate del pueblo hasta la fecha, sino un documento de valor incalculable sobre la vigencia de la intermediación mediática, valga la redundancia.

A diferencia de los gimoteadores profesionales del PP y del siempre moderado Rafael Hernando -o tal vez sea su gemelo Antonio-, el presidente electo de Estados Unidos devuelve los golpes y acaba rendido al peso del Times. Conciliador, Trump se ofrece:

-A propósito, si veis algo donde os parece que estoy equivocado y tenéis alguna información, me gustaría escucharla. Podéis llamarme, me gustaría. La única que no puede llamarme es Maureen Dowd. Me trata con demasiada crudeza.

Salta como un resorte Arthur Sulzberger, editor y representante de la familia propietaria del Times. Acostumbrado a las críticas contra su columnista estrella, la indispensable Maureen Dowd a quien Bush padre llamaba "la cobra", el dueño del periódico ataja a Trump desde la ironía:

-Como todos decimos sobre Maureen, no es tu culpa, es tu turno.

Sabio y pragmático. El poder exige un contrapeso mordiente, y aún así corrompe a sus depositarios. Trump acepta las reglas del juego al mascullar, apropiándose de una cita de Nixon, que "leo el New York Times, por desgracia. Habría vivido veinte años más si no lo hiciera". Es una aproximación correcta y adaptable a España. Sin la prensa, los políticos vivirían más y mejor. De hecho, hay otras opciones. Se llaman República Popular Democrática de Corea del Norte, República Islámica de Irán o Reino de Arabia Saudita.

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