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Llorenç Riera

El lento avance del sistema educativo

Una cuarta parte de los estudiantes de ESO no logra acabar el ciclo en buenas condiciones. El abandono sigue siendo muy elevado. Los centros privados y concertados obtienen mejor resultado global en titulación

Es posible que, tal como indican, las autoridades académicas y los responsables de la gestión docente tengan motivos para estar moderadamente satisfechos porque, cuando menos, logran parara el golpe, pero, visto desde el ángulo de la perspectiva social, el panorama adquiere una dimensión muy diferente. Predomina la impresión de suspenso general del sistema porque sigue habiendo demasiado abandono en las aulas y carencias de recursos para seguir el ritmo que marca el profesor.

Con los colegios devueltos a la "tranquilidad", el conseller March admite que no hay causa para ser triunfalista pero proclama que el sistema "avanza de forma lenta, pero segura". ¿Se llegará al lugar deseado en el plazo conveniente? Resulta cuando menos dudoso a la vista de los resultados arrojados por el informe del Institut per a la Qualitat i l´Exit Educatiu y con unos planes docentes a la intemperie de preferencias y oportunidades políticas. Mientras no se apruebe la materia base del consenso y la estabilidad, la reconciliación entre alumnado, profesores y objetivos sociales seguirá siendo muy dificultosa porque no podrá basarse en la confianza ni en la continuidad.

Cuando un sistema, por el motivo que sea, acaba expulsando a uno de cada cuatro alumnos, significa que suspende en metodología y que se imparte en un foro inadecuado. Esto es lo que está pasando en la actualidad en Balears si atendemos al último informe del IAQSE que no difiere en resultados de la impresión social.

La evaluación del último curso puede ser aceptable si se compara con los resultados anteriores del ciclo lectivo 2010-2011, pero siguen siendo claramente insuficientes. Que un 19% de los estudiantes haya repetido algún curso al acabar primaria es una porción demasiado alta. No solo por pérdida de tiempo, importa también la desmotivación, los efectos del agravio comparativo y la inseguridad para continuar. Como indica Antoni Morante, "repetir sin un plan de apoyo implica volver a fracasar". Se impone, por tanto, el establecimiento de medidas urgentes ante la presencia de estudiantes con dificultades. Y hay demasiados todavía. Al empezar ESO, un tercio de los escolares ha fracasado en algún curso. Además, un 12,5% de los alumnos de primero acaba repitiendo este curso. Se adivina que el problema arranca desde la misma base de los ciclos formativos.

Tampoco deja de ser ilustrativo el hecho de que los centros concertados y privados obtengan mejores resultados en titulación y promoción en Secundaria que los públicos. El fenómeno no está suficientemente estudiado, pero parece que tiene bastante que ver con la evidencia de que éstos últimos acaban incorporando en sus aulas a mayor número de escolares inmigrantes, con idioma y cultura de origen diferente, aparte de otros sujetos a necesidades específicas debido a causas diversas. Todo ello son factores que deberán tenerse en cuenta a la hora de adecuar el sistema educativo a los niveles de calidad y estabilidad convenientes.

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