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Merkel, por exclusión

Trump es un personaje cuando menos excéntrico, y aunque no cumpla al pie de la letra su programa -ya es curioso que su solvencia dependa de sus incumplimientos y no al revés-, debe descartarse que se convierta en una referencia para Occidente, como sí lo fueron sus antecesores, Obama y Clinton€

Así las cosas, nuestro ámbito político y cultural tan solo exhibe actualmente un liderazgo, el de Angela Merkel. Eclipsado Hollande por su incapacidad manifiesta y producido el ´brexit´ que aísla a Londres, no hay más voces de peso que resuenen en el espacio que nos alberga. Y a pesar de que el populismo también ha hecho presa en el país germano -Alternativa para Alemania (AfD) esparce la simiente del racismo y la xenofobia-, es altamente improbable que Merkel deje de ser canciller de Alemania tras las elecciones del próximo año, aunque todavía no haya explicitado su candidatura.

Merkel, siempre prudente, sumamente conservadora en sus políticas económicas, causante sin duda del estancamiento de la Unión Europea, es con todo un valor seguro, que transmite estabilidad. Pero no tiene ni un adarme de encanto: el porvenir se nos aparece plano, un tanto sórdido, profundamente aburrido, sin ingenio ni imaginación. Sin líderes ni genios, este ha de ser seguramente nuestro sino.

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