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Llorenç Riera

La resistencia como guiño a la coherencia

La apuesta es fuerte y se presenta como decidida. Tanto que ya no admite marcha atrás. El PSIB busca consolidar la coherencia, mantener el respeto y la confianza del electorado y blindar el Pacto de Govern aferrándose a la tesis de que, a pesar de todo, no sigue siendo no, sin paliativos ni condicionantes que permitan la abstención. Pero el PSIB no es el PSOE hecho añicos. Solo puede identificarse con una de sus porciones marginales, sobre todo desde la dominante visión andaluza del partido, y deberá aprender a convivir con una realidad doméstica que no invita a salir al balcón.

Pese a todo, Armengol sigue llamando y buscando un hueco y audiencia con Javier Fernández en la sede madrileña de Ferraz. La presidenta reclamará libertad de voto para sus dos diputados y en el muy probable caso de que no la obtenga, entenderá que están facultados para pronunciarse a conciencia ante la investidura de Rajoy. Es lo mismo que avanzar que Pere Joan Pons y Sofía Herranz votarán en contra. Una posición testimonial, llena de significado, que sin duda dejará secuelas y que, a la vista de las reacciones locales, no permite presumir garantía alguna en cuanto a la mejor estabilidad y cohesión del Pacte de Govern.

No se vislumbran avances porque Més permanece enquistado entre el bien y el mal, Podemos, que vería la abstención como una "herida de muerte", no está dispuesto a implicarse más en la gobernabilidad efectiva y también porque, una vez superado el trance del no a Rajoy con sello balear, Armengol deberá procurarse su supervivencia política en el PSOE en recomposición. La presidenta no ha perdido ambiciones, más bien todo lo contrario. Además, permanece en el punto de mira de un Partido Popular que no logra, en estos momentos, acertar la oportunidad del objetivo.

El PP balear disimula sus debilidades con la desproporción de sus reacciones. Marga Prohens carece de la oportunidad del silencio que nutre a Rajoy. Mientras el presidente limita al máximo sus expresiones, la portavoz parlamentaria de los conservadores de aquí llama "perdedora nata" a Armengol. Obvia que en política la victoria radica en la capacidad de recabar apoyos.

Pero "la coherencia no se negocia" señala un Pere Joan Pons que, por otro lado, ve en la división interna el principal problema del PSOE que le exige disciplina de voto. A estas alturas y a la vista de la firmeza de su posición, el rechazo de los socialistas de Balears a Rajoy no admite retroceso. Se prescinde de la dependencia del grupo parlamentario en el Congreso porque se entiende que prevalece la visión y la conveniencia de un PSIB que, salvando las distancias y la dimensión, sueña con emular al PSC de Iceta. Como último recurso, queda una apelación a la Constitución que consagra el voto personal e indelegable del diputado.

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