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Llorenç Riera

Reproches y versiones tras la agresión

La Fiscalía niega gravedad a las lesiones sufridas por la niña agredida en el patio de la escuela de Son Roca y pone en cuestión el tratamiento dado al incidente. Dice que se pueden haber conculcado derechos de los niños

Faltan los elementos clave para la interpretación concluyente. El caso de la niña agredida por otros menores en el patio del colegio Anselm Turmeda de Son Roca ha adquirido trascendencia nacional. Con ello y con la lógica preocupación de quienes lo han vivido de cerca y de una sociedad mallorquina que, en general, lo considera próximo, se han multiplicado las versiones, los reproches y las valoraciones de lo ocurrido. Pero también ha pasado así porque quienes tienen algún grado de responsabilidad en relación al incidente han hablado a destiempo y de forma parcial.

Por otro lado, la cautela que ha sobrado en las instituciones públicas ha faltado en el entorno familiar de la menor agredida. De este modo se ha derivado en una complicación del asunto que acaba perjudicando a todos.

Si, como dice el conseller March, había dos profesores de guardia en el patio del colegio de Son Roca, alguien debe tener información de primera mano sobre el incidente. Falta trasladar estos datos a una opinión pública que está demasiado afectada por el altercado y a la que, en prevención de consecuencias posteriores, le conviene saber si realmente se está ante una agresión, una riña de patio o un caso de acoso escolar. De haber obrado con mayor acierto, unas lesiones que ahora se concretan como leves no hubieran trascendido como graves.

Ahora, en vez de dirimir responsabilidades sobre lo ocurrido y medir sus consecuencias a partir de una realidad que no acaba de aflorar del todo, parece que se buscan culpables de haberla difundido. Hay en ello un afán de curarse en salud porque se es consciente de la sensibilidad y gravedad que puede tener la agresión a un menor en un centro escolar.

Ayer, el fiscal general, Bartomeu Barceló, intentó poner los puntos sobre las íes y justificar el propio comportamiento del ministerio público frente al caso, porque le corresponde "velar por los derechos de cualquiera de los menores implicados". Barceló se mostró preocupado ante "una corriente de opinión basada en una única versión", pero, aún respetando el derecho de opinión, no tuvo en cuenta que ha sido así porque, como hemos indicado antes, no ha habido otra y porque quienes tienen los elementos de primera mano consideran que no los han madurado de forma suficientes para divulgarlos en su integridad.

El fiscal superior también se queda en la superficialidad cuando reclama "mayor mesura de los medios". Zanjar un reproche de frivolidad en estos términos significa pecar de generalista y estacionarse en la comodidad, porque no todas las cabeceras informativas han tratado el incidente del mismo modo. Ni mucho menos. Con lo aportado ayer por la fiscalía queda en entredicho, sobre todo, la versión mantenida hasta ahora por la familia de la niña y las exigencias que demanda, pero también se hace patente que lo ocurrido en el patio del colegio de Son Roca debe esclarecerse de una vez por todas. Mejor hoy que mañana.

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