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Diputados socialistas

El constitucionalista Francisco Sosa Wagner ha publicado un artículo en que recuerda que la Constitución española prohíbe expresamente en el artículo 67.2 el mandato imperativo que enajene la libérrima voluntad de diputados y senadores. La prohibición es general en el moderno parlamentarismo, por lo que la Constitución del 78 no hace más que seguir la pauta ya consolidada. También desgrana el referido articulista la evidente paradoja de que el Partido Socialista haya organizado el reciente y resonante golpe de mano que ha provocado la defenestración de Pedro Sánchez para, entre otras razones, imponer la abstención de los diputados socialistas en la hipotética investidura del popular Mariano Rajoy, como si el partido pudiera dictar imperativamente a sus parlamentarios el sentido del voto.

Es evidente que el ilustre catedrático habla en teoría de asuntos que tienen una traducción práctica muy descarnada y concreta: suponer que los representantes de los ciudadanos en el congreso y el senado son libres e independientes de los partidos es ignorar la realidad y, de paso, pecar de conmovedora candidez. Sin embargo, el recordatorio de Sosa Wagner es pertinente: nuestra democracia parlamentaria, en que la disciplina de diputados y senadores es férrea e inflexible, no responde ni a los modelos más depurados del parlamentarismo ni -seguramente- a las necesidades políticas de este país, en que la ciudadanía requiere un modelo mucho más cercano, natural y ágil que deje atrás los estados corrompidos de la partitocracia.

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