Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Tarabini

La clave, la capacidad de acogida

Un recipiente de cocina tiene como capacidad máxima de "acogida" la cantidad que puede contener de materia líquida y/o sólida. Pero, los buenos cocineros saben y practican que el uso de tal capacidad máxima puede y debe gestionarse (reducirse más o menos) en función del "plato" que cocina y obtener la satisfacción del cliente. Apliquemos tal ejemplo a nuestra realidad. Tal infraestructura, tal equipamiento o servicio tiene tal o cual capacidad de acogida y/o de uso, pero el utilizar con excesiva frecuencia su capacidad máxima (red viaria, el aeropuerto, tal o cual espacio natural?) puede provocar la insatisfacción del cliente, un aumento de precio de tal o cual servicio (desalinizadoras? por el aumento de costes de mantenimiento, y un largo y variado etcétera. Entonces, como mínimo, deben gestionarse los flujos de tráfico y usos. Valga como ejemplo el tráfico de cruceros: una situación es que estancias se concentren en un días a la semana (tal como está ocurriendo ahora) lo que provoca una real saturación en el casco antiguo de la ciudad y una cierta insatisfacción en los visitantes, y otra situación sería una mejor distribución de flujos.

Hace escasas fechas se presentó un manifiesto ratificado por más de cuatro mil ciudadanos y múltiples y diversas instituciones y organizaciones, titulado "Sin límites no hay futuro". "Poner límites" a la destrucción progresiva de nuestro territorio, incluidas sus áreas naturales, evitar la masificación expansiva que exige nuevas infraestructuras y equipamientos, evitar una competitividad basada en una actividad intensiva con mano de obra de escasa cualificación, explorar otras posibilidades de actividad económica? no es matar a la gallina de los huevos. Más bien al contrario, es garantizar su sostenibilidad. El límite es nuestra capacidad de acogida que no es ilimitada.

Compartir el artículo

stats