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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

Condolencias

La pasada semana de pasión se consumó la agonía y elevación a los altares de la progresía izquierdista radical de un nuevo santo laico: san Pedro Coherente. Ante el dolor expresado por tan diversa grey no queda sino expresar las más sentidas condolencias que alivien los sangrantes corazones.

Mis más solidarias condolencias a las voces del periodismo que afirmaron que Pedro Sánchez es el político más coherente de España. El hombre que prometió no pactar jamás con el populismo y, tras las autonómicas y municipales, alentó los pactos con Podemos y los nacionalistas, tal como en Palma y Balears; el que por la mañana decía que Iglesias no era de fiar y por la noche exclamaba que los militantes del PSOE y Podemos no podrían entender que no llegaran a un acuerdo; el que decía a Felipe González a finales de junio que votaría no en primera votación y se abstendría en segunda posibilitando el gobierno de Rajoy y, después, hacía lo contrario: "No es no" en el comité federal; el que después del 26J decía que no habría terceras elecciones y no se postularía como presidente para, a continuación, postularse para unas primarias y un congreso exprés para ser candidato a las aquellas y continuar con la secretaría general; el que preguntado por si iba a dimitir si no se aprobaba su propuesta, dijo que no y al día siguiente de perseverar en su vulneración de los estatutos, dimitió. Mi más solidaria condolencia a los portavoces del rigor, a los que afirman que los socialistas demostraron el sábado no tener corazón; a los que lamentan en el alma que los socialistas puedan disponer (además de corazón), de cabeza, sentido común, razón; a los que asimilan una senda estatutaria para deshacerse, no de un líder democrático, sino de un bonapartista, un dirigente tóxico en escapada final para seguir en el poder, con una junta militar que practica un golpe de Estado vulnerando las leyes; a los que llaman golpistas a los que contrarían el llamado de sus vísceras; a los nihilistas que creen que cuanto peor, mejor. Mis condolencias a los maniqueos, con los que se creen en las filas del bien para acabar con el mal y no saben siquiera dónde está ubicado el mal; a los dogmáticos fariseos que comulgan con la idea de que hay dos bandos, el de los buenos, el de los del "no es no", el de Sánchez, y el de los malos, el de González, que pretenden abstenerse y colocar al PSOE en posición subalterna; a los que olvidan que quienes han colocado al PSOE en posición subalterna respecto al PP han sido los votos de la democracia.

Mis condolencias a los que se sienten heridos por El País y por Felipe González. Creo que puede avalarme el haber sido de los primeros que denunciaron la deriva de El País y la imposibilidad de ser oráculo socialista de un expresidente del PSOE que acepta formar parte del consejo de administración de una empresa del Ibex. Pero esto no significa, si no caemos en el maniqueísmo más grosero, que todo lo que editorializa El País y todo lo que manifiesta González sea bazofia y fascismo. Puede que alguna vez acierten. Yo manifiesto mi más completo acuerdo con la editorial que afirmaba que Sánchez es un "insensato sin escrúpulos" con la que la beatería santurrona de la progresía izquierdista se ha sentido inmensamente escandalizada; no por Sánchez, sino porque contraría sus propias fantasías políticas. Ya avisó Iglesias del peligro de los medios privados. Borrell, que sangra por la herida innoble que le infirieron Cebrián y González, dijo, acertadamente, que Cebrián no podía nombrar a los secretarios generales del PSOE; que a él no le importaban las conversaciones privadas de Sánchez y González. A mí tampoco me interesan si tratan sobre temas privados. Pero sí me interesan las conversaciones privadas de los dirigentes sobre asuntos públicos. Es la eterna cuestión de las relaciones entre la política y la verdad. Y agradezco a González la confirmación de que el que pretendía gobernarnos es un embustero, un falso, que sólo atiende en cada momento a lo que le suponga un paso más en su alocada carrera hacia el poder.

Mis condolencias a todos los miembros del comité federal y baronías en general. Después de las elecciones del 20D decidieron que no se podía pactar para formar gobierno ni con el PP ni con las formaciones que defendían consultas basadas en el supuesto derecho a decidir. Después de que Podemos y PP abortaran la investidura de Sánchez con un programa pactado con Ciudadanos y se celebraran las segundas elecciones, se reafirmaron en el comité federal de julio en las mismas condiciones de negociación. Y lo hicieron plenamente conscientes de que tal decisión implicaba terceras elecciones. Votar en contra de Rajoy y no aceptar las terceras elecciones eran posiciones contradictorias. Adoptaron tal decisión por una sola razón: ya habían decidido deshacerse de Sánchez, pero, temerosos de que éste les enfrentara con las bases del partido, pensaron que la única salida para evitar las terceras, la abstención negociada en la investidura de Rajoy, sería con toda probabilidad propuesta por Sánchez, con lo que tendrían argumentos sobrados para, después de la investidura de Rajoy, destituirlo. No contaban con la suicida huida hacia delante de Sánchez. Ante el abismo al que les empujaba el aspirante a líder carismático, no tuvieron más opción que descabalgarle vía la dimisión de diez y siete miembros de la ejecutiva que inició el psicodrama y el bochorno del sábado. Es su cobardía aliada con la insensatez de Sánchez lo que nos ha deparado un año perdido. Que lloren como Magdalenas no les redime de su falta de coraje. Ahora, con las aves carroñeras de Podemos e IU aleteando, y el estigmatizado Rajoy, haciendo méritos, espantando a las de su partido.

Mis más sentidas condolencias a algunos adversarios internos de Armengol que han pedido por las redes sociales su encuadramiento y militarización para situarse a las órdenes de tan aguerrida capitana para defender a Sánchez. Olvidan que las primarias organizadas por Rubalcaba no eran vinculantes; que fue el congreso socialista el que procedió a la elección de Sánchez y toda su ejecutiva. Olvidan que los estatutos, con la mitad más uno de bajas de la ejecutiva, prescriben la dimisión de toda ella, incluido su secretario general. Olvidan que todas las marrullerías y trampas que Sánchez y sus acólitos instrumentaron en el comité federal, máximo órgano entre congresos, hasta intentar un pucherazo, se han practicado en el PSIB desde los años ochenta del siglo XX. Partitocracia, clientelismo, nacionalismo, y alianza con la corrupción de UM han sido prácticas del llamado socialismo balear. Donde está situada Armengol; donde estaban sus referentes, Meritxell Batet, de la ejecutiva federal, Iceta y demás votantes del derecho a decidir en el parlamento catalán; donde están los que han solicitado a los independentistas el aparcamiento de la secesión para poder pactar con ellos, no puede estar la tradición socialista del PSOE. Mis últimas condolencias a los que han pensado que el compromiso de Armengol con Sánchez compromete su futuro en el PSIB. No han entendido nada. Las siglas PSOE aquí son sólo el paraguas bajo el que se resguardan y velan sus armas, el pan de cada día, la ambición y el filonacionalismo.

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