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Llorenç Riera

Armengol ata su futuro al de Sánchez

Ahora mismo, el PSOE tiene mal pronostico. Basta mirar los antecedentes, cómo acabaron UCD en España y el PASOK en Grecia, para buscar un referente socialista, después de sus divisiones internas. Ni siquiera está claro que los avales históricos del partido más antiguo de España le permitan superar su enorme crisis actual. Entre otras cosas porque sus principales referentes personales, caso de Felipe González, no están por la templanza y la confluencia.

El PSOE de todos ya es el PSOE de nadie. Pedro Sánchez demuestra una inusual capacidad de aguante sin garantía alguna de que el esfuerzo que comporta su posición le reporte los réditos apetecidos. Puede llegar al comité federal del sábado y convocar el congreso extraordinario para noviembre, con primarias en octubre, pero, ni aún así tendría garantizado el soporte de todos sus diputados en el supuesto de que lograra esbozar una mayoría alternativa al gobierno del PP. Basta mirar la reacción, ayer tarde, de Susana Díaz desde Andalucía. Además, a Sánchez apenas le quedarían ocho días, tras el congreso, para llevar adelante sus planes en precario. Los pronunciamientos esperados para hoy, de al menos tres miembros del comisión de ética, pueden ser claves para desembarazar la situación. Haciendo caso a las redes sociales, Sánchez tiene, en proporción, más apoyos entre la militancia que entre los miembros de los órganos de dirección del PSOE.

Si hay una líder regional que destaca en respaldar al secretario general cuestionado, esa es, Francina Armengol. La presidenta del Govern, en la misma línea de Sánchez, sigue defendiendo un gobierno alternativo al de Rajoy, y cuando oye decir a Verónica Pérez que ella es la única autoridad, le responde que la envergadura de la crisis supera en demasía cualquier planteamiento estatutario. Armengol aboga por el pronunciamiento de la militancia vía congreso extraordinario y por la consolidación de un proyecto político sólido que saque a los socialistas del gran atolladero en el que se han metido.

Esta vez no se le podrá reprochar ambigüedad ni posición evasiva a la presidenta balear. Armengol ha atado su futuro al de Pedro Sánchez y con ella, en la práctica, lo hace el PSIB. Solo Joan Mesquida, un hombre de José Bono, se decanta por la abstención socialista para facilitar un gobierno del PP y espeta que de nada sirve ganar congresos de partido si se pierden las elecciones.

La mayoría de dirigentes históricos del socialismo balear se inclinan por posiciones semejantes a las de Francina Armengol. En sintonía con ella están el vicepresidente del Consell, Francesc Miralles y la alcaldesa de Son Servera, Natalia Troya, al igual que el secretario de organización, Cosme Bonet y el diputado Pere Joan Pons, quien solo halla coherencia en un pacto de izquierdas para descabalgar a Rajoy. La apuesta del PSIB es rotunda y decidida en una actitud que también debe entenderse en clave regional pensadapara afianzar el Pacte de Govern.

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