Los resultados de gallegas y vascas abonan el tránsito de la vacilante meteorología electoral a la inefable astrología, que cuela de matute conclusiones no avaladas por los datos. Por ejemplo, y si es cierto que los votantes socialistas reprochan a Sánchez el no a la investidura de Rajoy, ¿por qué se van a Podemos, con un rechazo más estentóreo al candidato del PP? Las elecciones del domingo no abonan la dudosa hipótesis de que "España entera" suspira por la renovación del inquilino de La Moncloa. Si se admite de nuevo que Sánchez paga el no a Rajoy, es obligado rematar que Ciudadanos paga el sí a Rajoy. Aquí la indignación fluiría en sentido inverso, y los exvotantes de Rivera le reprocharían su entreguismo oportunista. Con el agravante de que los socialistas sufren un descenso de vértigo por su negativa, en tanto que Ciudadanos refrenda su entusiasmo por el PP con la extinción como partido.
Quienes someten las elecciones en dos regiones a la investidura, deben reclamar el sí de Sánchez y el no de Rivera. En realidad, saben que adoctrinan sin datos. Desean evitar la verdadera causa de la caída del PSOE, que es una fractura de la izquierda visible en el equitativo reparto ideológico en Galicia y Euskadi. Claro que esto obliga a introducir en la ecuación a Podemos, el partido tabú.
Para favorecer su investidura, Rajoy hubiera preferido una victoria menos holgada de Feijóo (estimación personal, no avalada por los resultados electorales). El presidente estatal necesita hoy al regional, y no viceversa. Sin embargo, el domingo tuvo otro ganador, algo arrinconado. Se llama Urkullu, y concursaba por el PNV. Los arúspices de las elecciones en clave de la posición frente a la investidura, omiten que los nacionalistas vascos votaron no a Rajoy. En vez de pagar un precio, y eso que históricamente han apoyado la promoción de Aznar, recibieron un premio electoral. Por tanto, el sí a la investidura ha dado perdedores como Ciudadanos, en tanto que el no ha suministrado vencedores como el PNV. Y si solo se hubieran celebrado elecciones en Euskadi, se hablaría hoy del desastre de Rajoy y Sánchez. El desplome del sí y el no.
