Diario de Mallorca

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José Carlos Llop

La burundanga

Uno de los perfumes más sensuales del jardín mediterráneo hablo de Mallorca es el de la datura. La planta es verde clara, muy poblada de hojas y sus flores forman una campana blanca no campanilla, pues es de tamaño considerable que cuelga hacia abajo. Dante habla en el Purgatorio del "oriental zafiro" y la datura tiene un perfume que puede describirse como oriental, pese a que su origen es americano. Esto del origen no lo entiendo muy bien pues según la enciclopedia su nombre deriva de una palabra árabe o turca, se la sitúa tanto en China como en India y ya figura en el Dioscórides, que es muy, pero que muy anterior al descubrimiento de América. Debe de ser cosa de las aves migratorias, supongo.

Desde pequeños, en Mallorca, nos han avisado que podías acercarte a esta planta y disfrutar de su perfume más generoso en la noche que durante el día pero no tocarla. Y si caías en la tentación como Eva en el paraíso no debías acercarte los dedos a la cara, por aromatizada que estuviera la mano. Algo parecido, pero más radical, a lo que te decían de las adelfas o baladres. De quien se aseguraba que era experto en "té de baladre" se le estaba llamando eufemísticamente los eufemismos se inventaron en el Mediterráneo "envenenador" y mi padre me contaba de un compañero suyo, que haciendo caso omiso de su consejo, se hizo un bastón con una rama de adelfa. Le salió un eczema en la mano que tardó meses en curársele. Es curiosa la relación entre la botánica y el umbral del mal. Tal vez por eso, en Mallorca, se le llama herba pudenta, pero también fesolera de llum que es bonito y en Cataluña figuera infernal borda que es tremendo. Higuera infernal bastarda, el no va más. Los que fuimos lectores de Salgari, sabemos que los malvados thugs adoradores de la diosa Kali envenenaban a sus víctimas con pócima de datura. Y parece que el ungüento con que las brujas untaban sus escobas estaba hecho de Datura stramonium que es la que tenemos por aquí y que ese ungüento provocaba unas ganas inusitadas de volar. Así que ojo con la datura, aunque tenerla en el jardín sea un placer de categoría otomana. No vaya a ser que nos dé por practicar el balconing.

Les doy la tabarra con la datura porque la nueva droga de la que se habla en la prensa, la burundanga, se elabora con datura, como el ungüento de las brujas. Esto de la burundanga suena al Pescaílla y a sarandonga, achílibi, achílibi, con Lola Flores taconeando acelerada y pasado todo un poco por África. Por lo del prefijo "burunda". Resulta que la burundanga anula la voluntad después de sumirte en un estado de placentera pasividad muy superior al de otras drogas. Y en ese trance puedes robarte a ti mismo (para dar tu copiosa fortuna a otros, claro), regalar tus innumerables fincas a cualquiera, soltar tus caballos por la ciudad como un Calígula de baratillo, donar tu colección de Aston Martins al primer transeúnte que encuentres, o dejarte hacer toda clase de tropelías con la sonrisa tonta en los labios. La burundanga, sí. El nombre es muy gracioso, pero sus consecuencias no tanto.

Me pregunto cuántas daturas puede haber en Mallorca. Hace años intenté sembrar dos en casa y las dos se me murieron. Si hubieran madurado ahora serían árboles y tendría que camuflarlos para que no me robaran las flores con intención de hacer burundanga. O que a mí no me entrara la tentación de convertirme en personaje de un Breaking Bad local. O en bruja que es peor y hay días que al levantarme ya tengo aspecto cabalgando sobre una escoba camino de Zugarramurdi. Y me pregunto lo de Mallorca, ante la noticia de que la burundanga se está esparciendo por toda Europa a velocidad de vértigo (creo que vértigo es la palabra adecuada) y no sólo porque en Son Espases se detectara el primer caso de intoxicación por burundanga. Siempre hemos sido pioneros, ¿no lo íbamos a ser en esto?

Pero mi verdadera preocupación es otra. ¿Será la burundanga la clave de todo lo que nos está pasando? Llevo tiempo que cuando abro el periódico y leo, tengo dos sensaciones contrapuestas. ¿Nos hemos vuelto tan absurdos como parece, o soy yo quien me he vuelto más raro de lo que ya era y veo las cosas como no son? ¿Está el aire de Mallorca y del país entero infectado de polvos de datura higuera infernal bastarda, ya saben o soy yo que estoy "zumbao"? Hagan ustedes mismos la prueba y piensen en clave burundanga. Da lo mismo si es la política, el turismo, la enseñanza, el periodismo, la iglesia, la literatura, el lenguaje, la administración o lo que quieran: burundanga por aquí, burundanga por allá. Si no, es imposible comprender nada.

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