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Llorenç Riera

Curso con Medicina y falta de inversiones

Resulta imposible abrir un curso escolar sin reivindicación, queja, o ambas cosas a la vez. Es la expresión de que la escuela permanece viva y más sana de lo que muchas veces aparenta, pero también la muestra inequívoca de su precariedad de medios materiales y de la falta de inversión económica suficiente para mantener el nivel docente en las condiciones aconsejables.

Las quejas que fluyen de las aulas y de las familias tienen mucho que ver también con la constante modificación de planes educativos y normativas legales. Este curso 2016-2017 incorpora unas reválidas, en ESO y Bachillerato, que entusiasman a muy pocos. Crean desasosiego en un alumnado poco dado a jugárselo todo a un examen. El sindicato estudiantil ya ha convocado una huelga contra la vuelta de la "reválida franquista" para el 26 de octubre.

Educación es materia gemela de Sanidad porque ambas necesitan un caudal de inversión que en estos momentos la Administración Autonómica mal financiada no puede satisfacer. También este curso aparecen más ligadas que nunca porque es el de estreno de la Facultad de Medicina en Son Espases. Abre con arrolladora presencia femenina. De las 41 plazas cubiertas entre un total de 60 disponible, el 90% está ocupado por mujeres y según su decana, un tercio de su alumnado acabará siendo de Balears.

Pero el brillo, por lo menos momentáneo, del grado de Medicina no puede eclipsar las carencias de los cursos y niveles inferiores. La movilidad del alumnado y las incorporaciones de escolares procedentes del exterior obligan a la corrección permanente de plazas necesarias. Ayer todavía llegaron 30 escolares nuevos y aún quedan 300 en expectativa de obtener plaza. Eso dentro de un grueso de más de 150.000 alumnos en infantil y primaria de enseñanza pública y concertada. Son un millar más que el curso pasado y tienen a su disposición 14.271 profesores. El incremento de profesorado se cifra en 184 profesionales.

Sin embargo, una de las cosas que más resaltan de este inicio de curso es el hecho de que, pese a las carencias, no se logre abrir ningún centro nuevo. En unos meses se tiene intención de inaugurar el de Son Macià mientras Campos, por ejemplo, sigue añadiendo aulas prefabricadas. Ya hay 107 en Balears. Algún cimiento está desplazado cuando una Comunidad mantiene, por las causa que sea, el pilar de la Educación reglada entre tanta carencias de infraestructuras y medios. No puede extrañar por tanto que el curso que se inaugura lo haga con reivindicación diversificada. A la vista de la realidad, lo preocupante sería que lo hiciera con apatía y una rutina que no existe.

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