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Antonio Tarabini

El 25 de diciembre fum, fum, fum. ¿Y después?

Nadie sabe si se repetirán las elecciones en plenas fiestas navideñas. Se supone que depende de la voluntad y capacidad de unos señores, que hemos...

Nadie sabe si se repetirán las elecciones en plenas fiestas navideñas. Se supone que depende de la voluntad y capacidad de unos señores, que hemos elegido nosotros, para "investir" a un presidente y su correspondiente gobierno. La situación actual es compleja, pues el voto ciudadano ha expresado su voluntad de no incidir en otras mayorías absolutas, lo que obliga (incluido al partido más votado) a contar con otros partidos para la investidura y posterior acción de gobierno. Sin olvidar que la ciudadanía ha confirmado la presencia de dos partidos "novedosos", Podemos y Ciudadanos.

El excandidato Rajoy, de momento, sólo cuenta con 137 votos propios (170 con los de Ciudadanos y C. Canaria) y 180 en contra. En la primera oportunidad, después del 20D, Rajoy no aceptó el encargo real para intentar su Investidura. Ahora sí ha aceptado, después de obtener un aumento notable de votos y escaños el 26J. Pero sigue necesitando el placet de Ciudadanos y de los socialistas (al menos absteniéndose en segunda ronda). El ahora excandidato no ha comprendido los nuevos escenarios políticos. Sigue empecinado en sus "trece", no se sabe muy bien por qué regla de tres, de que es el único ungido por los ciudadanos para gobernar y el único capaz de "salvar la patria" del caos y la anarquía. El inefable Rajoy, en lugar de presentar al resto de formaciones unas propuestas programáticas, se limita a exigirles un "sí, bwana" para seguir aplicando las mismas políticas "exitosas" de su gobierno. El resultado es su más absoluta soledad, aunque sigue confiando en que C's renueve su pacto y en forzar la abstención de Pedro Sánchez con argumentos (?) patrióticos.

El excandidato, todavía presidente en funciones, parece que tiene intención de volver a postularse. ¿Puede tener éxito en un hipotético nuevo intento? Es posible. La veleta de Rivera sigue oscilando de aquí para allá, y podría renovar el Pacto, a pesar del penúltimo show protagonizado por Soria acompañado por Rajoy y Guindos. Además los populares confían en que el PNV necesite sus votos para poder gobernar en el País Vasco. Si así fuera el PP daría tal apoyo, pero a cambio de su equivalente placet a la investidura de Rajoy. Si tales circunstancias se dieran (según los sondeos es muy posible), los nacionalistas ¿mantendrían la negativa radical de tal trueque? Y, ¿cómo no?, "confía" en que el PSOE cambie de actitud y, sobretodo, que fracase en su intento de articular una nueva mayoría. Y, como último recurso, siempre queda culpar a Pedro Sánchez y al PSOE de la repetición electoral.

El segundo escenario es la posibilidad de articular nueva mayoría alternativa. Caben, en teoría, dos fórmulas. La primera, en base a unos acuerdos programáticos de mínimos, un pacto PSOE-Podemos con apoyo externo del C's. Podemos ha moderado sus "pretensiones" después su fracaso electoral, debido en parte a su actitud chulesca y poco coherente con su voto negativo (junto con los populares) a la investidura de Sánchez. Pero los tics son los tics. La inquina contra C's está ahí, y también la de Rivera contra Podemos. Segunda fórmula: sustituir a Rivera y cía. por los partidos de talante soberanista. Ésta es la fórmula que persigue y desea Pablo Iglesias, pero que obligaría a Pedro Sánchez a otorgar el nihil obstat a los referéndums unilaterales de autodeterminación y/o independencia. Hoy por hoy, mañana los dioses dirán, tales pactos se me antojan como misión imposible.

Pero ahora Pedro Sánchez, después de reunirse con la Permanente de la ejecutiva socialista, ha cambiado su rol. Ya no se postula explícitamente como posible alternativa. Ahora, la misión que se impone es reunirse con todos los partidos (excluyendo únicamente a Bildu) para explorar posibles salidas a unas terceras elecciones. La aventura ha comenzado, pero los resultados son muy dudosos.

En consecuencia, es muy posible, e incluso probable, que votemos de nuevo. Si así fuera, ¿cuáles podrían ser sus resultados? No voy a referirme a encuestas encargadas y publicadas en tal o cual medio de comunicación (la penúltima en La Razón). Voy a intentar definir algunas tendencias que comienzan a insinuarse. En primer lugar, dato importante, ¿cuál será el índice de participación? El hartazgo que se percibe entre la ciudadanía, ¿se concretará en una intensa abstención? Y, si así fuera, ¿a quién beneficiaría? El voto conservador tiende a ser más "fiel". En segundo lugar, a los populares, ¿les seguirá funcionando la táctica del miedo (¡que viene el caos y el rojerío!) y de culpabilizar a los socialistas de conducirnos a unas nuevas elecciones? Es posible, e incluso probable, que los populares mejoren sus resultados, especialmente si los de C's empeoran. En tercer lugar, ¿qué ocurrirá con los socialistas? Es posible y probable que mejoren sus resultados, aunque tal mejora no sea espectacular, si mantienen el "No" y saben "explicarlo". Y en cuarto lugar, ¿qué pasará con Podemos? Es posible que siga sin dar el sorpasso a los socialistas.

Previsible resultado final: un mapa electoral muy semejante al actual, liderado por los populares sin la mayoría necesaria pero con mayor "poderío". Que los dioses nos cojan confesados.

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