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Llorenç Riera

Distancia y vínculo entre Gijón y policías

La afinidad y la coherencia por encima de todo. Si Álvaro Gijón está satisfecho de su confluencia con la acción política de José Maria Rodríguez, lo lógico es que también mantenga la condición de delfín o heredero suyo ante el juez y el fiscal. Sobre todo si es investigado y llamado a declarar por la misma causa que el expresidente del PP de Palma, ahora impedido por auto judicial de aproximarse a Cort.

El comportamiento de Gijón es un calco del de Rodríguez. hecho que no es atribuible solo a la coincidencia en la designación de letrado defensor. Gijón también lo niega todo. Marca distancia buscando una posición casi equidistante entre él y quienes han sido sus superiores, caso del alcalde, por un lado y del otro, los mandos policiales en los que deriva cualquier responsabilidad que pudiera existir vinculada a tramas corruptas, seguimientos y espionajes con interés y servicio meramente político o dádivas y favores gastronómicos y sexuales regados con alcohol.

Tal cómo se han hecho las cosas en el ayuntamiento de Palma bajo los designios de equipos de gobierno del PP, cuesta respaldar la postura de mero gestor de signo institucional que defiende Gijón. Sobre todo si se contrasta con lo trascendido del grueso sumario de tramas policiales alejadas de su función natural. Pero prevalece la presunción de inocencia ante un Álvaro Gijón sobre el que, al contrario de su mentor Rodríguez, no se han adoptado medidas cautelares.

El contrasentido se abona también desde el momento en que el afectado proclama y explica su inocencia, pero se muestra dispuesto a meditar su futuro como concejal de Cort y diputado autonómico. Lo someterá a criterio familiar y de partido. Siempre la preferencia de la afiliación política en contraposición al crédito de confianza social y justificación pública de lo realizado.

La estrategia de defensa estructurada por Gijón no significa, al menos de momento, que haya logrado sacudirse de las acusaciones de contribución a la creación de una estructura policial afín al PP, conceder tratos de favor a agentes dóciles, más bien domésticos, y haber podido recibir dádivas por parte de empresarios de la playa de Palma que se beneficiaban de la vista gorda hecha por quienes debían supervisar sus negocios.

Persiste un considerable descuadre entre la deposición de Gijón y las aportaciones testificales y documentales que obran en la causa judicial. El ahora edil de la oposición se esmeró ayer ante magistrado y fiscal en hacer ver que su sentido institucional no le permitía licencias de desvío y domesticación policial. Hasta trazó un lado amable de los GAP. Aseguró que fueron invento de un mando policial para luchar contra pandillas juveniles y que su eficacia quedaba probada desde el momento en que, al dejar el gobierno el PP, el PSOE de Aina Calvo decidió reforzarlos. En todo caso, por lo que concierne a la época de Gijón en Cort, si hay algo qué decir, por encima de él estaba el alcalde Isern. Esto asegura el investigado.

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