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Llorenç Riera

Las cifras del crecimiento turístico

Cada vez son más frecuentes y reiteradas las voces autorizadas o implicadas que llaman a la reflexión sobre el constante incremento turístico que padece y del que al mismo tiempo se beneficia Balears. ¿Hasta dónde se puede llegar, teniendo en cuenta el territorio y los recursos disponibles? La reflexión reclamada implica profundidad en el análisis y diversidad para una respuesta plural y compatible. Para ello también serán necesarios los elementos y datos de esa constante evolución al alza del sector que se viene produciendo desde 2011. La Estadística del Movimiento Turístico de Fronteras, practicada por el INE, es sin duda un buen instrumento y un punto de partida válido, aunque no puede ser el único. La última actualización de esta evaluación se conoció ayer. Como era de esperar, junto a los estudios autonómicos del sector y a la vista de cómo están aeropuertos, carreteras y playas de Balears, aporta cifras desconocidas hasta ahora. Basta decir que incluso la siempre más tranquila Menorca ha experimentado este verano un crecimiento turístico nada menos que del 23,5%

Pero, en números globales, la palma se la lleva Mallorca. Nunca había conocido a tantos turistas en temporada alta. En el mes de julio vinieron 1,8 millones, el 9,5% más que el mismo mes del año anterior. Es la incorporación de 151.000 nuevos visitantes durante este periodo.

En el primer semestre de 2016 Balears ha recibido un total de 12,7 millones de turistas. El incremento se establece en el 12,7%, solo por detrás de Cataluña y Canarias y si lo delimitamos al mes de julio, únicamente se queda por delante la comunidad catalana. Aumentan todas las procedencias con el Reino Unido y Alemania, por este orden, a la cabeza. A esta evolución al alza se incorpora incluso el turismo nacional y el significativo mercado francés que, ante la evidente inestabilidad de Túnez, ha encontrado fácil acomodo en Balears. Con la ayuda de estos nuevos comportamientos ya se depende menos de alemanes y británicos, pese a su aporte sustancial. También se está logrando avanzar en lo que respecta a desestacionalización. En todo caso, un archipiélago, caso del balear, que en julio ha recibido 2,7 millones de turistas, tiene que empezar a hallar ya respuestas consecuentes con el modo más conveniente de administrar su verano. La reflexión planteada necesita sus primeros frutos. Mejor hoy que mañana, porque existen nuevas previsiones de crecimiento.

Deberá tenerse en cuenta por igual que existe un abundante paquete de oferta y consumo no reglado que, junto a los alojamientos extra hoteleros, es la que más crece. De todos modos, el 70% de los turistas sigue acudiendo a los establecimientos convencionales.

Alcanzados los máximos apuntados, insólitos hasta ahora, tanto da si son fortuitos o provocados. El reto urgente está en saber administrarlos y hacerlos compatibles con las condiciones del lugar y la calidad que caracteriza al servicio turístico de estas islas.

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