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Llorenç Riera

La marginación de la experiencia laboral

Los parados mayores de 45 años no logran beneficiase de la recuperación económica para encontrar nuevo trabajo. Algunos de ellos empiezan a optar por el autoempleo. Sus pensiones serán más bajas

A nadie le está permitido salirse de los raíles ni de los cánones preestablecidos. Hacerlo puede tener consecuencias irreparables porque la sociedad modélica, aunque no alcance más allá del escaparate promocional, no admite descarrilamientos, por muy fortuitos, accidentales o involuntarios que éstos sean. No los tolera en los hábitos y modas en boga ni en sus repercusiones económicas y por tanto, también laborales.

Si la vida pública está estructurada para hombres y mujeres preferentemente jóvenes, de buen ver y sobradamente preparados para casi todo, el mercado laboral se ha apresurado a adaptarse a las mismas pautas. Lo hace al precio de arrinconar la experiencia y el mérito acumulado. La veteranía ya no es un grado reconocible, sobre todo porque comporta sueldos dignos y mayores derechos adquiridos. Hoy predomina la precariedad, la temporalidad en el empleo y los salarios a la baja. La reforma laboral promulgada por el Gobierno en 2012 ha sido el instrumental adecuado para desembocar en la coyuntura actual. La reivindicación laboral ha quedado desfasada. Es cosa del pasado. Por eso los sindicatos están tan desencajados. La resignación dará paso, mañana mismo ya, a pensiones más bajas, con la merma del poder adquisitivo y una clara repercusión negativa sobre el consumo.

Sin capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías y disponibilidad efectiva para cambiar de sector, no hay trabajo. La única alternativa es, en la mayoría de los casos, contratos de tres o cuatro meses con una menor retribución. Dentro de este panorama, está claro que la crisis económica no ha acabado para los parados mayores de 45 años. Ellos todavía no conocen la recuperación y, lo que es peor, tienen escasas perspectivas de verla de cerca. A fuerza de acumular desengaños han ido adquiriendo conciencia de esta realidad y ahora empiezan a organizarse. Donde no hay oferta y sí marginación laboral solo queda la imaginación y la creatividad. Es el único escape para la supervivencia. La asociación de parados adultos más veterana de Mallorca insiste en sus reivindicaciones ante el Govern y aboga por el establecimiento de una nueva mentalidad empresarial pero otra, de nueva creación, opta por el autoempleo. Ha creado una empresa propia que, de momento, se dedica al reciclado de los colchones viejos de los hoteles.

En 2007, antes del estallido de la crisis, el paro entre los mayores de 45 años era del 18,7%. Con la reforma laboral de 2012 alcanzó una cota del 30,5% animada por las facilidades en el despido y en julio pasado este sector se situó en el 48,4% del total de desempleados de las islas. Es decir, prácticamente la mitad. Las ofertas laborales planteadas por tramos de edad están prohibidas en la legislación vigente pero, a la vista de los datos, está claro que en la práctica mantienen alta vigencia.

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