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Llorenç Riera

Saber usar y dar brillo a las estrellas

Las cosas adquieren categoría y sentido si son utilizadas de forma adecuada. Sobre todo cuando el elemento en cuestión es el mismo símbolo que identifica la calidad y el prestigio de un establecimiento. Es el caso de las estrellas por las que se rigen los hoteles. Hay que saber usarlas de modo íntegro y profesional para que el atractivo de su resplandor no se vuelva artificial y por tanto, decepcionante. No basta con tenerlas metalizadas en el holl de entrada y darles un repaso de líquido abrillantador de tanto en tanto.

Durante los dos últimos inviernos bastantes hoteles de Mallorca se han sometido a un proceso de rehabilitación o modernización que, al final, les ha permitido aumentar de categoría. Este era el objetivo porque, a mayor calificación, también mayor posibilidad de captar clientes de buen nivel, elevar precios y mejorar facturación. Todo parece un proceso lógico y coherente hasta que se trata de concretar la punta laboral y salarial de la nueva estrella concedida. La cuestión se vuelve meteorito de conflictividad en este punto, como suele ocurrir en los últimos tiempos en el mundo de la hostelería. El deterioro está en la nómina.

El ascenso estelar implica por igual incremento de nivel profesional en el servicio que se presta, lo cual, por pura inercia, debe tener su repercusión en la nómina. Pero no, la patronal no lo ha visto así hasta que ha irrumpido la Inspección de Trabajo de por medio a instancias de una denuncia de CC OO. Al final se respetará el acuerdo de incrementar en 50 euros mensuales la nómina de los trabajadores de los hoteles que han pasado de 3 a 4 estrellas. Se hará con carácter retroactivo de un año. La medida puede afectar a unos 5.000 empleados del sector en los 35 establecimientos denunciados, pero los sindicatos estiman que los hoteles implicados, en los que no se aplicaba el complemento salarial prometido, rondan la cincuentena.

La Administración tiene algo que ver en el asunto. Las concesiones de las nuevas categoría son en muchos casos todavía provisionales porque Turismo carece de medios suficientes para refrendarlas con prontitud. Predomina el retraso.

Mientras, se ha permitido que los hoteles se promocionaran con tarifas y servicios de 4 estrellas sin que los salarios corrieran la misma suerte. Superado el litigio de la nómina queda pendiente la comprobación de las cuotas a la Seguridad Social. Los empresarios tienen esperanzas de no recibir demasiadas exigencias en este apartado pero, en el trance, la Inspección de Trabajo ha pedido los correspondientes justificantes y caso de que las cuotas también se hayan estrellado con la variación de categoría, tiene recursos para pedir hasta cuatro años de atrasos.

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