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Llorenç Riera

El Molinar logra amarrar su identidad

La Autoritat Portuària no renovará la concesión al Club Náutico. Decide asumir directamente la gestión de las instalaciones actuales. Con ello se evita el despliegue de la polémica ampliación proyectada

a Autoritat Portuària de Balears acaba de demostrar que ha adquirido conciencia de sus responsabilidades y de lo que significa, en todos los aspectos, el Molinar de Palma en cuanto a identidad urbana, social y marítima. Todo ello estaba en juego con el ambicioso, pero inviable, proyecto de ampliación de su club náutico y puerto deportivo.

La reivindicación social ha dado sus frutos. El Molinar seguirá siendo un port petit y, al parecer, mejor gestionado. Todo lo bien que consiga hacerlo la Administración. Aparte de un entorno único y de una cotización inmobiliaria ya inasumible para el mallorquín medio, hablamos del club náutico más antiguo de Balears. Es nonagenario, pero la vejez, antes que experiencia y sentido común, parecía haberle aportado incapacidad de gestión y aires de grandeza plasmados en un proyecto de ampliación que, dada su desmesura, había logrado la movilización social en contra.

Después de más dos años de titubeos y silencios -el plan de expansión fue presentado en 2014- la Autoritat Portuària pone ahora mano sobre el timón. Se pronuncia claramente en contra de la ampliación y anuncia que ella misma asumirá la gestión y, por tanto, no renovará la concesión actual que expira en marzo de 2018. El plan presentado multiplicaba por cuatro la dimensión del actual puerto de el Molinar y preveía hasta 220 amarres para embarcaciones de 15 metros de eslora, cuando ahora son siete dentro de una capacidad total de 120 amarres. Al final, el organismo que preside Joan Gual de Torrella ha llegado a la evidente conclusión de que ganar más terreno al mar, en este punto concreto y en la proporción que se quería hacer, significa lesionar de forma irreversible la idiosincrasia del barrio. El ayuntamiento de Palma celebra la decisión adoptada, también lo hace Arca y, por supuesto, la plataforma que ha venido luchando en contra de la ampliación.

Por lo visto, no se trataba solo de encallar la expansión, sino de asegurar y mejorar la gestión actual, con lo que el asunto acaba delatándose más grave de lo que aparentaba. La Autoritat Portuària anuncia que no prorrogará la concesión porque ha detectado "una incapacidad manifiesta de asumir el mantenimiento de las instalaciones náuticas" por parte de los responsables actuales.

Por tanto, se fija el objetivo de "garantizar y mejorar la prestación de los servicios a los socios actuales" y aún aspira a lograr que las instalaciones del club náutico dejen de ser un obstáculo para el paseo marítimo de el Molinar. Ha sido igual que en un mal sueño en el que quien tiene dificultades para manejar un llaüt pretende ponerse a los mandos de un trasatlántico. Pero, al despertar de él, por lo menos comprobamos que el el Molinar recupera posibilidades y recursos para mantener la calma, la brisa y el paisaje que le resultan propios.

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