El fiscal Pedro Horrach, controvertido acusador en el caso Nóos y al mismo tiempo defensor de la inocencia de la Infanta Cristina, se va de la Fiscalía Anticorrupción de Palma, donde ha permanecido diez años, a ejercer privadamente la abogacía, y al marcharse ha realizado unas declaraciones a la revista Vanity Fair en las que dice las verdades del barquero sobre algún asunto de actualidad.
Así por ejemplo, Horrach opina sobre la curiosa decisión de la fiscalía de estimar que no hay indicios suficientes para iniciar una investigación penal contra el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, por sus conversaciones con el entonces jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, grabadas en el despacho del ministro en octubre de 2014 y en las que ambos hablan de posibles investigaciones a dirigentes de partidos independentistas catalanes, como Felip Puig o Francesc Homs. Horrach ha señalado que desconoce por qué la fiscalía no actúa en este caso; sin embargo, considera esas conversaciones "indignantes e imperdonables. (?) Si en un sistema democrático suceden este tipo de cosas, hay que atajarlas de inmediato. No somos juguetes ni del ministro del Interior ni del jefe de la Oficina Antifraude ni de nadie". Y si por él fuera ha añadido, el ministro del Interior "estaría cesado de manera inmediata e incluso encausado". Es reconfortante comprobar que uno no está solo en sus juicios de valor sobre lo que está sucediendo.
