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Llorenç Riera

El Palacio tiene pocos pretendientes

La promoción y el estimulo que ha intentado inyectarle la sociedad pública titular, ha servido de poco. Ni aspirantes internacionales ni colapso de pretendientes locales o nacionales. La larga sucesión de incidencias y avatares no han pasado en vano. En el mejor de los supuestos, el Palacio de Congresos y su hotel anexo, si logran adjudicarse, como se espera, a finales de año, se quedarán con una gestión de compromiso, eso si, a cargo de un grupo hotelero de matriz mallorquina.

Ayer finalizaba el plazo de presentación de plicas. A la hora de la verdad se han quedado en tres, las que llevan la rúbrica de los grupos hoteleros Barceló, Meliá y Hotusa. En contra de lo esperado, AC Hoteles no ha confeccionado su propuesta. Ahora queda por delante un largo proceso eliminatorio, estructurado en tres fases, en las que las plicas se confrontarán con las bases de la convocatoria, en términos administrativos, técnicos y económicos. En un 80% se trata de cumplir con alas fórmulas económicas establecidas, el 20% restante se sujeta a criterios de valor que también figuran en los baremos del concurso.

Este es el sexto intento de dar con alguien que asuma la gestión del Palacio de Congresos, lo cual, a fuera de incidencias, parones, renuncias y regresos deteriora bastante el encanto de la oferta y la oportunidad de sus resultados positivos. La sucesión de concursos se salda, de momento, con algunos hechos tan reales como insólitos, como el de que uno de los candidatos actuales y socio inicial de la iniciativa, tenga planteado un contencioso administrativo por haber sido apeado del penúltimo concurso. Quien se haga con la explotación, además, deberá asumir el equipamiento del mobiliario del complejo. Para ello deberá hacer frente a una inversión que se estima en 10 millones de euros.

De forma paralela y un tanto rezagado, porque también ha estado sujeto a arbitraje administrativo, transcurre el concurso para la provisión del patio de butacas del auditorio del recinto. Cinco empresas han concurrido a él. Al rezagado Palacio de Congresos de Palma y a su hotel satélite le quedan por tanto algunas fases, nada cómodas, por superar. En el mejor de los supuestos, cobrará vida efectiva bien entrado el 2017.

A pesar de haber rebajado de forma considerable las condiciones económicas y los plazos de los procesos anteriores, ésta, que necesariamente debería ser la última convocatoria, ha tenido menos aspirantes de los deseables porque, en cuanto a la explotación privada de bienes públicos, la competencia también es un aval y un beneficio para los intereses colectivos. Se trata, en casos como el del Palacio, de hacer compatibles los beneficios empresariales y privados con los públicos. Para empezar, se requieren 50.000 euros de garantía y 1,5 millones de alquiler al año para una gestión mínima de 15.

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