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Antonio Papell

La hora de la verdad

Hoy se constituyen las cámaras parlamentarias, y ayer, cuando se escribían estas líneas, todo era aún incertidumbre, cábalas y vacío. Lo cual podría parecer irrelevante si sólo se tratase de formalizar los resultados del 26J en el poder legislativo, pero como es evidente la formación de las mesas del Congreso y del Senado se relacionará con el ulterior pacto de gobierno? o con la imposibilidad de lograrlo, como sucedió la vez anterior, cuando la incapacidad de las fuerzas políticas para anteponer le interés general al particular nos obligó a recurrir a una nueva consulta. Si hubiera una tercera, deberíamos empezar a pensar que nuestro sistema democrático está fracasando y/o que la clase política está en realidad muy por debajo de su mediocre apariencia política e intelectual.

Lo que vaya a ocurrir hoy en el complejo proceso de elección de la mesa del Congreso de los Diputados quedó ayer relativamente predeterminado tras el pacto entre PP y C's para que la formación mayoritaria presida la cámara y Ciudadanos tenga dos puestos en la mesa (Rivera intentó meter en el acuerdo al PSOE pero este partido no quiso participar). Es evidente que esta operación acerca el buen entendimiento entre las dos formaciones de centro-derecha, con lo que se va cumpliendo la lógica exigencia socialista en tal sentido, que es a la vez condición para que el partido de Pedro Sánchez termine facilitando la gobernabilidad al nuevo ejecutivo presidido por Rajoy, respaldado por 169 diputados. La izquierda se muestra dividida, y en tanto los socialistas mantienen la candidatura de Patxi López, Podemos apoya la de Domènech, símbolo de "plurinacionalidad". Las minorías catalanas y la vasca parecen propensas a la abstención, pero podrían terminar influyendo en la distribución de cargos parlamentarios.

Sea como sea, esta noche o mañana el presidente del Congreso y de las Cortes elevará al Rey la composición de las mesas y la relación de los grupos políticos con representación parlamentaria que deben ser convocados por el monarca para dar cumplimiento al procedimiento de designación de candidato a la investidura presidencial establecido por le artículo 99 de la Constitución. El llamamiento se hará de menor a mayor, con lo que concluirá con la entrevista con Mariano Rajoy, quien recibirá con toda probabilidad el encargo de formar gobierno, por más que el actual presidente en funciones haya advertido de que, si no ve clara la investidura, está dispuesto a abrir un periodo de reflexión.

Lo razonable sería que Rajoy visitase al rey después de lograr un pacto con Ciudadanos, que es la formación ideológicamente contigua al Partido Popular y por lo tanto la que más fácilmente puede convergir en un programa común. Ya se sabe que Rivera marcó criterios muy estrictos, y perfectamente comprensibles, para que tal aproximación se produjera, pero C's no puede ignorar que el 26J la soberanía popular dio un espaldarazo claro a Rajoy en tanto mostró cierto desapego hacia Ciudadanos. Así las cosas, la gobernabilidad, un concepto que no se puede disociar de la investidura, pasa por esa alianza, que reuniría a 169 diputados, y que el Rey, aun sin entrar en cuestiones ideológicas, debería estimular apelando al sentido del Estado de los propios actores. Y si Rajoy pudiera exhibir esta "mayoría suficiente", el PSOE no tendría más remedio que permitir la entronización de Rajoy.

En todo caso, conviene distribuir bien las responsabilidades: es absurdo pretender que es el PSOE el árbitro de la situación por la sencilla razón de que si el PP no se asegura la complicidad de C's en un programa de gobierno, la legislatura estará perdida porque no se puede legislar/gobernar con solo 137 escaños. En consecuencia, la responsabilidad del PSOE consiste en permitir que gobierne esa "mayoría suficiente", pero no en formarla, ni siquiera en contribuir a ella.

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