Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El referéndum celebrado recientemente en el Reino Unido, ha enredado los mercados financieros de todo el mundo y está produciendo ya graves daños a las economías de Gran Bretaña, Europa y Estados unidos. Cameron animado por la consulta escocesa, que salió bien y sin recapacitar sobre que determinadas políticas pueden quedar fuera de control, metió la pata? en inglés to put the foot in it, y ahora no es fácil sacarla. En la consulta se emitieron 33.577.342 de votos, el 72% del censo, de los que 17.410.742 se decidieron por el out y, 16.577.342 se mantuvieron en remain, la diferencia entre unos y otros fue de 833.400 y teniendo en cuenta hubo un 28% de abstención no parece conveniente una salida sin más.

El Reino Unido es un estado unitario integrado por cuatro naciones diferentes, Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte, cada una de ellas es de su padre y de su madre, con lengua propia y el inglés en común, pero cuando lo hablan, lo hacen con muy desigual fonética. A los ingleses, también por el acento, se les puede distinguir y saber a qué clase social pertenecen. Los británicos son clasistas, respetan las colas, los semáforos, los pasos de cebra pero si cruzas por donde no debes te atropellan y se quedan tan frescos, no tiran papeles por la calle, conducen por la izquierda y en general son más rubios que los españoles. Dan la mano en lugar de besarse, son puntuales, ponen moqueta en todas partes incluso en el cuarto de baño. Son algo extravagantes, se creen que están en el centro del mundo y les gusta pensar que viven en un país incomparable, aunque esto no es del todo cierto. En Mallorca pasa algo parecido.

Siguen con su moneda, la libra, y hasta hace poco no utilizaban la división centesimal para fraccionarla, sino peniques y chelines. Han inventado, a lo largo de la historia doméstica, algunas cosas de uso cotidiano, el wáter closet, elemento sanitario para evacuar excrementos, artefacto atribuido a Harrington (1597). Curiosamente ellos, después de haber enroscado el término al castellano, ya no emplean esta palabra sino toilette o restroom, y en España la gente para hacerse los elegantes, utilizan la expresión wáter o su acrónimo WC, cuando aquí existe desde tiempo antiguo la dicción retrete. También han inventado las roundabaut rotondas en las carreteras, tan beneficiosas para la seguridad y agilidad del tráfico. En 1820 Edwin Bunding diseñó la llave inglesa, adjustable wrench, herramienta que se utiliza para apretar y ajustar tuercas y que tiene la propiedad de poder adaptarse a diferentes medidas de rosca.

La mayoría de los británicos son educados, recurren siempre al please, thank you, o sorry y no sueltan palabrotas. En las discusiones, incluso si son tensas, mantienen la calma, suelen discrepar con refinada ironía. Cuentan que en cierta ocasión estando en una recepción Winston Churchill tuvo una discrepancia con una bella vizcondesa, la de Astor, que irritada ante la parsimonia de Churchill, le espetó: "Si usted fuera mi marido le echaría veneno en el té". A lo que respondió Churchill: "Si usted fuera mi esposa me lo bebería encantado". En España esta cortesía desgraciadamente no se acostumbra. Políticos con encumbradas responsabilidades utilizan un lenguaje soez. Ejemplos recientes, en el PP dijeron que a Pedro Sánchez "se lo iban a follar"; Pablo Iglesias, en la Universidad Complutense, desencajó esta lindeza: "Puede suceder que nos demos una hostia de proporciones bíblicas"; y la vicepresidenta en funciones Sáenz de Santamaría soltó a la prensa no hace mucho que ella no ha cobrado un sobre en su "puta vida". ¡Vaya expresiones y vaya ejemplo!

Los británicos han hecho uso, con su referéndum, del invento, la llave inglesa, con intención de "atornillar" a la Unión Europea. En Bruselas y en casi todas las cancillerías europeas existe preocupación pues no se sabe cómo puede evolucionar este nuevo escenario. Por lo pronto las bolsas entraron en shock, el primer día cayeron cerca del 22%, las primas de riesgo se alteraron, no se sabe cómo aplicar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, ni si conviene hacerlo. Hay temor a que los escoceses vuelvan a convocar un nuevo referéndum de desconexión con el Reino Unido y a sus posibles efectos miméticos en España, Francia, Bélgica, Italia, Dinamarca, en Holanda ya se habla de un Nexit. La consulta ha puesto en evidencia, además, que existe un cierto descontento, entre los ciudadanos europeos, por la excesiva y costosa burocracia de las instituciones comunitarias.

La "llave inglesa" que acompaña al Brexit está atornillando a los propios británicos. Ya están metidos en plena incertidumbre política, temen que se produzca una reunificación de las dos irlandas, hay tensiones en Gales, etc. La libra ha caído más de un 14% con respecto al dólar y, ello les supone más inflación, menos vacaciones? Los fondos de inversión inmobiliarios han tenido que establecer un "corralito". El 50% de los productos alimenticios que consumen los británicos proceden de la Unión Europea y si tienen que soportar aranceles esos productos se van a encarecer. En el Centro Bancario de la City trabajan 320.000 personas, Fráncfort, Ámsterdam, París y Milán ya están haciendo méritos para que este eje financiero se reubique en sus respectivas ciudades. La "llave inglesa" les está apretando también a ellos y tal vez más que al resto de europeos. Sin embargo, no se puede ignorar que Inglaterra siempre ha sido un país de comerciantes y Europa es la Europa de los mercaderes, por ello seguramente se acabará llegando a un acuerdo como el que se logró con el Mercado Común. La nueva premier británica, que calza zapatos estampados en piel de leopardo, ¡ojo al dato!, ya ha dicho que la Unión Europea se va a enterar y que por supuesto piensa llegar "al mejor acuerdo posible".

Compartir el artículo

stats