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Antonio Papell

La desaparición de CDC

CDC ya no existe. La organización fundada en 1974 por Jordi Pujol i Solei, el gran patriarca del catalanismo político que se mantuvo al frente de la Generalitat entre mayo de 1980 y diciembre de 2003, ha desaparecido junto al viejo líder, ya innombrable en los circuitos políticos de Cataluña, después de que se conociese el gran expolio que la primera familia de Cataluña realizó a costa del dinero de todos. Pronto, el nacionalismo intentará que desaparezca la historia de los anaqueles de las librerías.

En lugar de CDC, se está erigiendo ahora otra organización, que se llamará Partit Demòcrata Català, después de notables vacilaciones sobre el particular y de haber tanteado con la mayor osadía la posibilidad de que se llamase Partido Nacional de Cataluña, sin temer que alguno estableciera algún parangón con el Frente Nacional del país vecino. En cualquier caso, el cambio de nombre no ha resultado ser irrelevante, y los 3.000 congresistas que acudieron al congreso de la fundación del nuevo partido, que habrá de edificarse sobre los despojos del viejo, rechazaron de plano las propuestas de la cúpula de Convergencia. "Més Catalunya" y "Catalans Convergents", en lo que fue justamente interpretado como una sublevación en toda regla contra cualquier intento de dirigir el renacimiento desde el oxidado oficialismo Artur Mas fue al amado delfín de Jordi Pujol, después de todo, de reducir los cambios a una operación cosmética exclusivamente.

Finalmente, tras potentes disputas que han hecho perder opciones a la mayor parte de la cúpula saliente, parece confirmada la permanencia del tándem presidencial, formado por Artur Mas, presidente, y por Neus Munté, vicepresidenta, con funciones de representación institucional y de coordinación, no ejecutivas pero tampoco meramente decorativas; no puede descartarse en todo caso que otras personas compitan por esos cargos. Si se confirma la continuidad de Mas, la renovación pasará al siguiente escalón, que será el de la dirección ejecutiva, formada por un coordinador general tercer cargo del partido y once miembros más, con su cometido concreto asignado (Mas pretendía que fuese un órgano colegiado, pero prosperó la atribución de funciones a sus miembros).

Los congresistas han amarrado también en la Comisión de Estatutos el control interno de la corrupción, que según la propuesta de Mas hubiese quedado a cargo de un confuso Consejo para la Calidad Democrática y que ahora será ejercido por dos órganos de control internos encargados de supervisar la cuentas. El desaire ha alcanzado también al calendario: Mas proponía que los presidentes de las federaciones que integrarán la nueva formación política fueran elegidos en septiembre pero el congreso ha impuesto que lo sean el 23 de julio? La rapidez del trámite impedirá que los ya instalados puedan moverse en la sombra para comparar voluntades.

El partido será independentista Mas proponía, por prudencia, mantenerlo en el terreno del soberanismo y, al considerar Cataluña como una nación, esta sería depositaria del derecho de autodeterminación. El camino para alcanzar el estado independiente pasa por ampliar la mayoría social, agotar todas las opciones de acuerdo y no renunciar "a la vía unilateral". El modelo de estado del nuevo partido es la república, aunque desvinculada de la tradición republicana española, y, con respecto a la lengua castellana, se omite cualquier galanteo y el documento ideológico se limita a mencionar "un país que reconozca el castellano como patrimonio de los ciudadanos de Catalunya". Naturalmente, el partido se declara transversal y se ubica en el "carril central", cajón de sastre en el que han de caber liberales y socialdemócratas (hoy etán de moda los partidos catch-all). Todo indica, en definitiva, que el nuevo PDC será el nacionalismo conservador, en eterna pugna con el nacionalismo más radical y progresista de ERC. Todo ha cambiado para que, aproximadamente, todo siga más o menos igual. Sin los Pujol, por supuesto. Pero sí con sus principales epígonos y quién sabe si también con sus miserias.

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