Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Joaquín Rábago

La justicia ha hablado

La justicia luxemburguesa ha hablado. Y su veredicto ha sido sendas condenas a 12 y 9 meses de cárcel a dos exempleados de la auditoría PwC por filtrar a los medios miles de páginas de documentos confidenciales.

Documentos que revelaban que el Gobierno de Luxemburgo, el país con la mayor renta per cápita de Europa y uno de los más ricos del mundo, llegó a un acuerdo secreto con una serie de multinacionales para ahorrarles el pago de impuestos.

Entre las 340 empresas beneficiadas, muchas de las cuales lograron minimizar sus impuestos hasta un 1 por ciento cuando habrían tenido que pagar casi un 30 por ciento, figuraban nombres tan conocidos como Ikea, Pepsi, AIG, Heinz, Burberry, Shire Pharmaceuticals o el Deutsche Bank.

Un acuerdo de clara competencia fiscal desleal, tremendamente insolidario con el resto de los socios de la Unión Europea por parte del Gobierno de uno de los países fundadores.

El entonces primer ministro y titular de Finanzas del país que maquinó aquello es el hoy presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

El máximo responsable político de aquel escándalo, premiado. Por el contrario, quienes lo destaparon en beneficio de los ciudadanos, condenados a penas de cárcel que -único consuelo- no tendrán que cumplir. Así funciona la UE. Así funciona el mundo.

El único que ha conseguido salvarse es el reportero de la televisión pública France 2, que publicó los documentos y ha sido finalmente absuelto por el tribunal.

Los dos condenados lo fueron por robo de documentos y violación de secretos comerciales. El ministro de Finanzas de Luxemburgo, Pierre Gramegna, calificó la filtración como "el peor ataque" sufrido nunca por su país.

El fiscal luxemburgués del caso argumentó por su parte que si "eso no se condenara, los empleadores estarían sometidos a los peores chantajes". Curiosa e hipócrita argumentación.

Menos mal que en medio de tanta ignominia, la comisaria europea de la Competencia, la danesa Margrete Vestagher, tuvo la decencia de declarar que había que estarles agradecidos a los filtradores y al equipo internacional de periodistas de investigación por haber destapado el escándalo.

Compartir el artículo

stats