Cuando a principios del pasado mes de marzo conocimos el positivo de María Sharapova no pocos fueron los que se aventuraron a afirmar que, con su pronta y voluntaria confesión, conseguiría una importantísima rebaja de la sanción a la que se exponía, incluso llegando al punto de defender que podría participar en los próximos Juegos Olímpicos de Río.

Frente a esa opinión mayoritaria, el 14 de marzo escribíamos en estas mismas páginas que con esa confesión la tenista rusa se había hecho un flaco favor a sí misma, y terminábamos diciendo que "en el caso de Sharapova la presencia de culpa y negligencia (tanto suya como de su equipo de trabajo) y la ausencia de diligencia debida es tan manifiesta que hace muy difícil pensar en que pueda obtener una reducción sustancial de la sanción a la que se expone, por lo que mucho nos tememos que aquí se haya puesto punto final de la peor manera posible a una de las grandes del mundo de la raqueta".

Desgraciadamente para Sharapova el tiempo nos ha acabado dando la razón y, aunque no sabemos si será el fin de su carrera deportiva, los dos años de suspensión que le acaba de imponer el Tribunal independiente nombrado por la Federación Internacional de Tenis (ITF) suponen un durísimo revés (nunca mejor dicho) para su futuro profesional.

Gracias a la extensa y detallada decisión del Tribunal (33 páginas) tenemos ahora la oportunidad de conocer los interesantes pormenores del positivo más sonado de los últimos tiempos: todo se remonta al año 2006, cuando el por entonces médico de la tenista le prescribió 18 medicamentos y suplementos, entre los que se encontraba el famoso Mildronate, que es el nombre comercial de la sustancia dopante Meldonium. En 2012 el número de medicamentos había aumentado a 30 (!!) y, harta de tomar tantas pastillas a diario, Sharapova decidió romper con su médico y a partir de entonces contrató los servicios de un nutricionista.

El problema es que María decidió seguir tomando por su cuenta y riesgo tres de los treinta medicamentos recetados por su exmédico, entre los que se encontraba el Mildronate. La decisión de continuar con esos medicamentos la tomó sin contar con supervisión médica y, lo que es más grave, nunca se lo comunicó a ningún miembro de su staff técnico, a la WTA ni tampoco a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).

No sólo eso sino que, a pesar de estar obligada a ello, nunca informó que estaba tomando esa sustancia en ninguno de los siete formularios que rellenó en los controles antidopaje que pasó entre octubre de 2014 y enero de 2016. Y mientras tanto, continuaba tomando Mildronate antes de todos los partidos que jugaba.

Tras haber comprobado que el Meldonium apareció en el 6% de todos los análisis antidopaje realizados en 2014, la AMA decidió incluir el Meldonium en la lista de sustancias y métodos prohibidos, todo ello con efectos de 1 de enero de 2016. La nueva lista no sólo se publicó en la web de la AMA sino también en la de la ITF, pero según la versión de la propia tenista ni ella ni nadie de su equipo se habría enterado de ello (de ahí que diera positivo en el Open de Australia), lo que es totalmente inverosímil en una tenista de su nivel.

Las conclusiones alcanzadas por el Tribunal son prácticamente las mismas que ya adelantáramos en nuestro artículo del mes de marzo, y dada su contundencia lo mejor que podemos hacer es transcribirlas de forma textual: "(?) el desconcierto de este caso es cómo una jugadora de élite en la posición de la Sra. Sharapova, con la asistencia de un equipo profesional que incluye el mejor asesoramiento deportivo y médico posible, pudo haberse puesto a sí misma en la posición de tomar una sustancia prohibida, tal y como admite, antes de cada uno de los cinco partidos que jugó en el Open de Australia (?) cualquiera que fuera la situación en 2006, no existía en 2016 ningún diagnóstico ni ningún consejo terapéutico que apoyara la continuación en el uso de Mildronate. Si ella creía que había una necesidad continuada de usar Mildronate debería haber consultado con un médico. La forma de su uso, los días de partido y en entrenamientos intensivos, sólo es consistente con una intención de incrementar sus niveles de energía (?) la ocultación a las autoridades antidopaje, su error en no informar de su uso incluso a su propio equipo, y la ausencia de cualquier justificación médica inevitablemente conducen a la conclusión de que tomó Mildronate con el propósito de mejorar su rendimiento (?) Si hubiese buscado asesoramiento, entonces hubiera evitado contravenir las normas. Ella es la única autora de su infortunio"

El único aspecto positivo es que la sanción ha sido reducida de cuatro años a "sólo" dos, por entender el Tribunal que la comisión de la infracción no fue intencional, y ello por el discutible argumento de que "si la jugadora hubiera sabido que el Mildronate era una sustancia prohibida hubiera dejado de tomarlo, ya que inevitablemente hubiera dado positivo en el Open de Australia".

La decisión del Tribunal es ahora apelable ante el Tribunal Arbitral del Deporte en Suiza, pero hasta que no se resuelva el recurso la tenista está suspendida de poder participar en cualquier torneo. Afortunadamente para los amantes del tenis, y sobre todo de los españoles, el gran vacío que deja la bella rusa ha sido rápidamente sustituido por una nueva y rutilante estrella del firmamento tenístico, Garbiñe Muguruza, la llamada a ser nueva dominadora del tenis mundial en los próximos años.

La reina ha muerto. ¡Viva la reina!

* Abogado del deporte en Corner Abogados