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Contagios del 'brexit'

A principios de julio, Eslovaquia ha asumido la presidencia de la Unión Europea, en la estela conmocionante del Brexit, que tiene concomitancias singulares en esta región oriental de la Europa integrada. En efecto, Eslovaquia forma parte del llamado grupo de Visegrado junto a Hungría, Polonia y la República Checa, que en más de una ocasión se ha rebelado colectivamente contras las políticas de Bruselas y que, entre otras disidencias, considera que las políticas migratorias son asunto nacional de cada país, por lo que no acatan de buen grado las imposiciones al respecto de la Comisión.

La salida del Reino Unido de la UE deja huérfano al grupo de Visegrado, ya que Londres solía encabezar las protestas que después secundaban los países del Este de la Unión que fueron parte de la extinta URSS. Pero todo indica que el 'brexit' será aprovechado por ellos para arrogarse a partir de ahora el protagonismo rupturista. De entrada, durante la presentación oficial de la presidencia eslovaca, el primer ministro de este país ha reclamado enfáticamente "más flexibilidad para los estados miembros" en materia de inmigración, y ha anunciado la intención de los países del grupo de Visegrado de fortalecer su vínculo para seguir haciendo lobby conjuntamente.

Sería lógico que Bruselas, siempre a remolque de los acontecimientos, tomara nota de la insatisfacción de estos cuatro miembros de la UE para hacer una Europa más acogedora y más capaz de responder a las aspiraciones plurales de sus miembros. Porque el 'brexit', además de una excentricidad, fue el fruto de una concatenación de errores que deben corregirse para revertir el desapego de los europeos y volver a ilusionar a una ciudadanía cada vez más escéptica.

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