Los secretarios generales de CC OO y UGT han participado en un curso en la Menéndez y Pelayo y han pedido un cúmulo de medidas para "evitar el estallido social". Entre ellas, una subida del salario mínimo, actualmente situado en 655 euros, hasta los 950 euros en el 2020 (el próximo año debería alcanzar ya los 800 euros). Además, habría que derogar las dos últimas reformas laborales, que subir los impuestos para gravar más las rentas del capital del IRPF y los beneficios empresariales en el impuesto de sociedades, habría que dotar de 12.000 millones anuales a la seguridad social con cargo a los presupuestos, etc.
Con toda evidencia, hay irritación social, y tienen razón los sindicalistas cuando dicen que las explosiones sociales no se producen en el fragor de las crisis sino cuando algunos rezagados ven que otros sí comienzan a superar el bache y ellos siguen en la indigencia. Con todo, es evidente que más razones tienen para indignarse quienes todavía están parados que los que tienen un salario bajo. De modo que lo relevante es mantener la senda de crecimiento económico y crear empleo. Por ello, pedir frívolamente subidas salariales imposibles todos sabemos los efectos secundarios de las subidas del salario mínimo interprofesional no es ayudar sino hacer lo de siempre: halagar los oídos de quienes tienen trabajo y dejar en la estacada a quienes no encuentran empleo.
