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Llorenç Riera

La condena del fiscal al instructor de Nóos

Horrach arremete contra el juez Castro por dudar de los inspectores de Hacienda y entender que ha vertido opiniones particulares. También cuestiona la labor de la Audiencia Provincial y de Manos Limpias

La labor propia de un fiscal consiste en analizar el caso que tiene entre manos desde la imparcialidad y el ordenamiento jurídico en vigor. A partir de ahí, mirando a los intereses públicos que su estatuto profesional le manda defender, le corresponde elevar al tribunal las peticiones de absolución o condena que considera ajustadas a derecho. Sin embargo, esta definición no queda nítida, se diluye, ante la radicalidad de la posición alcanzada por Pedro Horrach en el juicio del caso Nóos. Hasta ahora había serias discrepancias entre el instructor y el fiscal que han visto la trama. Desde ayer, la radicalidad se ha vuelto ruptura absoluta. Tanta, que no resulta descartable la repercusión penal de tal grado de divergencia. El juez Castro, descalificado hasta el extremo por Horrach, ya cursó ayer tarde una invitación al fiscal para que le denunciara si considera que realmente ha prevaricado.

La situación, cuando menos, desconcierta al ciudadano. Es como si se hubieran trastocado las posiciones naturales y el fiscal acabara condenando a los jueces.

Pedro Horrach descalificó ayer no solo al juez Castro, sino también a la sala de la Audiencia de Palma que aplicó "la inexistente figura" de la suspensión de acusación y a las magistradas que presiden el juicio de Nóos por haber admitido la renuncia del perito Javier Amat, propuesto por Manos Limpias y tolerar que la letrada de esta acusación formulara preguntas a Cristina de Borbón cuando ésta se acogía al derecho a no declarar.

Y es que todo viene a cuenta de la imputación de dos delitos fiscales a la infanta. El fiscal tiene tan claro que ha habido una persecución contra ella y de que Castro ha abusado de opiniones particulares, como la veracidad de los delitos que se imputan a Iñaki Urdangarin, Diego Torres y Jaume Matas. Con su alegato de ayer quedó instalada una enorme grieta sobre el juicio del caso Nóos ¿ Si la instrucción y procesamiento se ha hecho tan mal por lo que respecta a la infanta, resulta en cambio irreprochable en lo que afecta al resto de imputados? ¿Puede un instructor obrar de forma tan aleatoria dentro de una misma causa?

Cuesta pensar, por otro lado, que magistrados tan experimentados como los que han tenido en sus manos alguna faceta del caso Nóos se dejarán llevar por el "gran calado y aplauso mediático" que ha observado el representante del ministerio público. Cómo si la declaración y procesamiento de una hermana del Rey no fuera objeto, por si sola, de interés público.

De lo visto y oído ayer también se concluye que el fiscal carece de dudas sobre la malversación que no admite Jaume Matas y que ha hallado 14 pruebas "inequívocas" de ello. Por su parte, la abogada del Estado atribuye un doble engaño a Urdangarin y Diego Torres por haber defraudado 327.000 euros al fisco entre 2007 y 2008. Ellos sí son Hacienda.

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