El parlamento de Cataluña y un consejo asesor especializado han conseguido las primeras conclusiones en su intento de racionalización horaria, en línea con las medidas de esta naturaleza ya adoptadas en Europa. El objetivo es, en todo caso, "liberar tiempo" para el disfrute de los ciudadanos/trabajadores, incrementar por tanto el bienestar general y facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar, tanto para hombres como para mujeres.
La fórmula adoptada es compleja y se parece como es natural a los estándares de nuestros vecinos del norte: la escuela terminará a las16 horas; el comercio, a las 20 horas; la administración trabajará obligatoriamente entre las 9:12 y las 14:15, y el resto de las horas se trabajarán entre las 7:30 y las 18; el almuerzo habrá terminado a la 14 horas; el prime-time de las televisiones catalanas será entre las 20 y las 23?
El intento es plausible y hay que avanzar hacia fórmulas como esta que tratan de conciliar los intereses de los prestatarios y de los usuarios de los servicios, que eliminan tiempos muertos las dos horas o más para comer y procuran cierta homogeneidad en los consumos de ocio. No será fácil culminar el intento catalán ni, por supuesto, extenderlo a todo el país, pero está bien que, pese a los conflictos políticos, las instituciones busquen el bien común.
