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Antonio Papell

Siempre en campaña

La reiteración de las elecciones ha suscitado algunas iniciativas encaminadas a reducir el coste de la campaña electoral previa al 26J, cuyo coste rondaría los 160 millones de euros si se siguiese la pauta del 20D y confrontaciones anteriores. El propio Rey, en su última ronda de entrevistas con los representantes de los partidos, deslizó la sugerencia de actuar con cierta austeridad en el gasto y de no agobiar en exceso a los ciudadanos con la reiteración de los mensajes? Y desde hace días se han sucedido las propuestas: la secretaria general del PP ha sugerido eliminar la publicidad estática en las calles carteles, vallas, banderolas, etc., lo que permitiría un ahorro del 20% de los presupuestos de cada partido. Ciudadanos, y Podemos han propuesto un mailing único en el que se incluyan las papeletas de los principales partidos, con lo que se ahorrarían 45 millones? pero ya han encontrado la cerrada oposición del PP y del PSOE. Ayer, los partidos celebraron una reunión sobre el particular que ha conseguido escasos consensos y que se repetirá el día 11? Conociendo el paño, algunos creemos que todo esto es ruido, y que a la postre los ahorros serán puramente simbólicos.

La encuesta poselectoral del CIS relativa a la pasada consulta del 20D indica que el 35,9% de los ciudadanos que votaron entonces perfilaron su voto a lo largo de los quince días de campaña. Y puesto que los propios electores han reconocido serias dudas a la hora de votar en las diferentes opciones entre el PP y Ciudadanos, por ejemplo, dudaron el 16,9%, y el 11,6% entre el PSOE y Podemos, habrá que pensar que la campaña fue decisiva para decantar el apoyo de mucha gente, tesis que anula las tímidas propuestas de reducirla o incluso de cancelarla.

En realidad, los partidos políticos, que son grupos de presión encaminados a conseguir parcelas de poder, están permanentemente en campaña electoral ya que su objetivo preferente es, con gran diferencia sobre cualesquiera otros, la conquista del protagonismo, del apoyo social y de la mayor presencia institucional posible. Es lógico que el proselitismo se intensifique en las cercanías de las consultas electorales, pero es muy dudoso que las campañas, que siguen modelos muy antiguos, sigan siendo eficaces. La institución del mitin itinerante, que se utiliza para obtener cuñas publicitarias que llenan después los telediarios y los espacios electorales de los diferentes soportes mediáticos, está claramente obsoleta, y debería ser sustituida por una mayor y mejor utilización de los medios. De hecho, según la mencionada encuesta, el 23% de los ciudadanos se informó "todos" o "casi todos" los días a través de la prensa escrita; el 32,8% se informó a través de la radio y el 58,43% vio habitualmente la televisión.

En definitiva, más que hablar de austeridad o de recortes en campaña, lo lógico sería que las formaciones políticas utilizaran más intensamente los medios para comunicarse, incrementando el número de debates a pesar de ls indolencia de Rajoy véase el ejemplo norteamericano, en que primero compiten reiteradamente los aspirantes a la nominación por cada partido y después los nominados entre sí, aceptando entrevistas especializadas, participando de forma sistemática en programas políticos orientados a comparar propuestas y a confrontar las distintas opciones.

La conversión explícita y nada recatada de las campañas electorales en operaciones publicitarias y de marketing devalúa la política y convierte los programas en mercancía, que por definición es voluble y acomodaticia. Por ello, valdría la pena intentar esta vez una campaña más inteligente, aunque solo sea para no exasperar del todo a los ya airados electores. Y a buen seguro que así se lograría por añadidura un sustancial ahorro.

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