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Llorenç Riera

La integración de listas como novedad

Puestos a buscar, con buena voluntad, alguna diferencia positiva entre las pasadas elecciones del 20 de diciembre y las próximas del 26 de junio, habrá que hallarlo en un cierto sentido práctico adquirido por los partidos de Balears en los cuatro meses de espera y expectativa sobre cuanto ocurría en Madrid. Ha sido también un largo periodo de frustración y de incapacidad para vestir de negociación efectiva el mandato de los ciudadanos. También de frustración ante la clara apuesta de la presidenta Armengol por llevar a La Moncloa el experimento que ella aplica y padece en el Consolat de Mar.

Armengol no queda en la mejor posición en su partido ante la convocatoria de elecciones de hoy. Las dudas en las que se debate ahora el PSIB y el tenso silencio de sus miembros son buen exponente de ello. Los socialistas no confirman de momento que Ramón Socias repita al frente de la lista al Congreso. Todo lo contrario del PP en el que, quizás por falta de vida regional y orfandad de dirección sólida, todo será calco de lo anterior, para mejor gloria y comodidad de Mateo Isern.

No deja de ser sorprendente y un tanto injusta la posición de los socialistas que ahora parecen condenados a permanecer en el ojo del huracán y a sufrir todo tipo de desgastes, incluido el del liderazgo interno. Pedro Sánchez es quien más ha arriesgado para formar gobierno y a la par quien mayor volumen de críticas acarrea. En Balears, los socialistas reciben el envite de Alberto Jarabo para transferir el voto a Podemos, si bien se puntualiza que el enemigo a batir es el PP.

Lo mismo asegura David Abril cuando promociona la coalición entre Més, Podemos, ERC y EU, de la que ahora parece descolgarse el partido animalista. La candidatura unitaria de izquierdas se fija la posibilidad de superar a los populares. De la nada al todo. Demasiada ambición en tiempos de justificado descrédito político.

A estas alturas ya debería estar superado el sentido comercial de la política. Sería mucho mejor que los partidos se aproximaran a la realidad y admitieran que poco o nada cambiará con respecto al 20D. Que la abstención es el verdadero enemigo a batir, debido al desmérito de los propios candidatos y que el PP está en mejor posición para consolidar la fidelidad de su voto. Pero no habrá sorpresas mayúsculas. Simplemente, en verano los partidos deberán hacer lo que no han sabido realizar en invierno, al estilo de holgazanería estudiantil.

De todos modos, en Balears, la novedad puede venir de la mano de la coalición de izquierdas que, al parecer, está a punto de sellarse. De ahí el sentido práctico del que hablábamos al principio. Ha costado adquirirlo, pero al fin se ha visto que ésta es la única fórmula capaz de romper con el bipartidismo en la representación balear en el Congreso y el Senado. Habrá que ver luego la administración interna de la representación. Miren la actitud de Podemos con el Govern y sus "mareas" y "compromisos" estatales.

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