El espacio que ocupa actualmente el parque de sa Feixina es el resultado de una herida que se le produjo a la ciudad en 1715 cuando se esperaba la invasión de las tropas borbónicas. Se decidió que se destruirían las casas de extramuros para dificultar el previsible asalto. Se aplanó así el terreno entre la antigua muralla y el convento de los trinitarios y las casas adyacentes de Santa Catalina. Siglos después, el parque fue diseñado por parte del arquitecto Guillem Forteza como un espacio totalmente horizontal, diáfano y abierto al mar. Esta intención inicial fue en cierto modo pervertida mediante la erección de un monumento que, incrustado en mitad del parque, enaltece a las víctimas de uno de los bandos de la guerra civil, en concreto, aquel que se levantó en armas contra el gobierno democrático de nuestro país.

El monumento al crucero Baleares ha sido una lanza clavada en la piel de la ciudad y en la de aquellas personas que fueron represaliadas. La posguerra fue una época oscura, donde a las penurias económicas se unieron las derivadas de la discriminación y el acoso a los que fueron etiquetados como "perdedores". Es este sentimiento de desesperación e injusticia el que el monumento al crucero Baleares representa para muchos palmesanos.

La intervención que se realizó por parte del gobierno municipal en el año 2010 para adaptar el monolito a la Ley de Memoria Histórica estimamos que fue realizada con la mejor de las intenciones para convertir, lo que para muchos sigue siendo el monumento de una dictadura represora, en un símbolo integrador de todas las víctimas del cruento conflicto. Pero la voluntad a veces no es suficiente y el monolito no ha podido desprenderse del controvertido significado que cuarenta años de dictadura asociaron al mismo. Los partidos que conforman el actual gobierno de Cort acordaron en su programa de gobierno que la solución de 2010, las "curas paliativas", no habían producido los resultados esperados y que hacía falta una intervención más a fondo.

Cuando el Govern de la Gent acordó el desmontaje del monolito no se disponía de los informes técnicos sobre su estructura. Estos informes ponen de manifiesto las enormes dificultades para su desmontaje y aconsejan el derribo del mismo. La intención del gobierno municipal es la de curar un agravio que muchos palmesanos han soportado durante demasiado tiempo, no generar otro. En ocasiones, en el ámbito de la salud se hace necesaria una intervención agresiva para conseguir un bienestar a más largo plazo. Toda intervención que busque la extirpación de un cuerpo dañino puede ser visto como causar una herida, pero, como en toda intervención quirúrgica, se trata de una herida imprescindible para curar, para reparar, causando el mínimo daño posible.

Es en este sentido que creemos que el proyecto de remodelación del parque de sa Feixina será un buen remedio. Se recuperará un espacio diáfano con el objetivo de su uso común y social. Después de contener el símbolo de un enfrentamiento, la plaza podrá pasar a ser un espacio de encuentro y de disfrute ciudadano, donde se podrán llevar a cabo actividades de todo tipo, un espai per la gent, que pierda de forma definitiva las adherencias que provienen de un tiempo que, si bien no debemos olvidar, si debemos superar.

(*) Concejales de Som Palma a Cort