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Tribuna

Miles de personas quieren salvar sa Feixina

Cuando el president del Consell Miquel Ensenyat optó por viajar a la isla griega de Quios (aunque le sobraba séquito) para ver in situ la situación de los refugiados, concedió una entrevista a sa nostra televisió. Habló en directo de sus vivencias y consiguió acercar a los que le oíamos no solo la problemática en abstracto, sino al problema humano de cada persona, de cada situación, vivido con todo el sentimiento en aquel horror. Pensé que los políticos están para esto: para sensibilizar, para aproximar, para unir, para todo lo positivo.

Hace días en prensa dijo: "Cuando defendemos a las personas, las defendemos en su sentido más amplio; de aquí y allá, aquí y allá...". "Espero que los representantes de los mallorquines y las mallorquinas estemos a la altura de a quien representamos". Anunció al final que "había decidido implicarse de forma personal e intensa en los problemas de los refugiados sirios". Debe ser así. Avergüenza ver la euforia con que esperamos la llegada de millones de euros, de miles de turistas. ¿Hemos pensado que es a costa de la ruina, la desolación, el hambre, la guerra de esos países antes competidores nuestros? Podemos mandarles cosas y dinero, pero no podemos ir todos a consolarlos. Sólo tenemos un medio de hacerles llegar nuestra presencia, nuestro abrazo, nuestra misericordia.

Palma, Mallorca entera, está padeciendo una herida perniciosa gangrenosa, la peor, la del odio y el desencuentro entre los ciudadanos, auspiciada incomprensiblemente por sus políticos. Es el mal, que no se queda nunca estancado, sino que fluye e influye negativamente en el mundo. ¿Sería tan difícil un encuentro, darnos la mano los que quieren o no quieren tirar el monumento de sa Feixina?

La alcadesa Aina Calvo, con aquel sentido de la justicia que ejercía, lo convirtió, quitando los símbolos, en recuerdo de todos los que murieron hace ¡ochenta años! Los que están perdidos en la tierra o en el mar. Los que se puedan rescatar o encontrar, sea enhorabuena para Antònia Oliver, a quien admiro por su empeño. Los del mar de un bando u otro tienen ya en el monumento (el parque más bello de Palma) su recuerdo.

No tenemos derecho en esta Mallorca nuestra, llena de luz, tan próspera "el lugar mejor para vivir". Conservar esa herida, ese punto negro. Mandemos a Quios, Siria, Alepho, Petra, el encuentro nuestro por la paz para su paz. Muchas manos unidas en silencio o con una canción. El que quiera puede aportar ideas: ¿dónde, cuando? Vivimos en la era de comunicación en la distancia. Creemos que los gestos compartidos pueden cambiar el mundo. Se corre, pedalea, nada por una causa u otra. La misericordia hace sentir las desgracias como propias, compartir el dolor ajeno y mandar energías positivas. "Hay gestos desconocidos que han movido montañas y hay personas que en la sombra o en la humillación tienen talla gigantesca" (Antonio Oliver).

Os invito a todos a ver la exposición que ARCA (calle Oliva, esquina Rambla) a organizado con la obra del arquitecto Francesc Roca Simó, conocido en todo el mundo menos entre nosotros, premiado por sus obras en Mallorca y fuera de Mallorca. Luego acercaros a ver el monumento de sa Feixina, las estrías perfectas del Art Deco guían la mirada hacia lo alto, hacia la esperanza del encuentro de todos con todos y con el todo.

(*) Expresidenta de la asociación de vecinos de Jaime III

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