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Matías Vallés

Al Azar

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Miquel Duran, liberal

Liberal mallorquín es un oxímoron. La guerra de la derecha se dirime entre Gabriel Company y José Ramón Bauzá, que suman tanta ideología como...

Liberal mallorquín es un oxímoron. La guerra de la derecha se dirime entre Gabriel Company y José Ramón Bauzá, que suman tanta ideología como un episodio de Sálvame. La muerte de Miquel Duran oficializa la desaparición de la doctrina que defendió con la fortuna desigual que los dioses reservan a los humanos, lo cual obliga a recordarlo. Diputado en Cortes el 23F, era el primero en enumerar sus decepciones. "Estaba convencido de que teníamos que preparar a la gente para la democracia, pero no ha servido de nada". La interpretación del liberalismo a la mallorquina consistía en autoproclamarse "un catalán de Mallorca", en admirar profundamente a Joaquín Garrigues como "el único hombre de Estado de UCD", y en admitir que "me hubiera gustado personalmente que Félix Pons hubiera sido presidente del Govern en 1983". Para matizar a continuación que "sin embargo, Pons es demasiado circunspecto, por no decir exquisito". El cuestionamiento infinito.

Formé parte junto a Duran de la Comisión Gestora que fundó la Universitat de les Illes Balears, pero le conocí realmente en una entrevista de 1998 donde sus palabras ocasionaron cierto revuelo. En concreto, la apuesta de que "el mallorquín vendería a su madre, si pudiera", rematada por la constatación de que "somos un poco traidorzuelos". Le gustaba aguijonear las conciencias, vivió a "aquella cosa rara" llamada UCD como una selva, pero el PP le imponía un corsé asfixiante.

El catedrático de Historia migró por tanto a UM, donde se pierde el rastro de UCD para reactivar el concepto actual de la política como negocio y culto al líder. La coraza liberal le permitía analizar con tino la etapa más negra de la política balear. "Matas no ha aprendido todavía que, a fuerza de tanto reír, puede acabar llorando. Según la Biblia, Cristo nunca se rio". Se anticipaba así en una década a la condena y cárcel del president que se creía invencible. España paga hoy las facturas de haber prescindido del liberalismo y olvidado sus lecciones. Duran despachaba esta amnesia con una frase que le sirve de epitafio. "No lo lamento. Los revolucionarios se retiran tras cumplir su cometido".

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