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Llorenç Riera

Pésimo servicio, buena indemnización

Debe ser cierto que no hay mal que por bien no venga. Si de algo ha servido el fiasco absoluto de la recogida neumática de basuras en Palma, es para dotar al Ayuntamiento de una suculenta aportación económica, capaz de aliviar un tanto sus resecas arcas. Nada más. Neus Truyols se entusiasma ante 25 millones que "dan para mucho". Tampoco dan para alimentar excesivas esperanzas, vista la escasa rentabilidad que acostumbra a tener el dinero público, pero en Cort, acostumbrados ya a la penuria, la sonrisa se descontrola cuando ven llegar una aportación extra.

Ya que no pueden alegrar la expresión por la constatación y el rédito del buen servicio, lo hacen frente a la indemnización paliativa. El servicio de recogida neumática de residuos sólidos urbanos de Palma no ha servido ni siquiera para basura. Tampoco es reciclable. Ha constituido un verdadero fiasco que ha incomodado al ciudadano, reñido con la estética y violentado el patrimonio de la ciudad. Debía durar tres décadas y apenas se ha aguantado una en constante apaño y reparación. Más de 26 millones, 12,2 de ellos subvencionados por la Unión Europea, han quedado de este modo enterrados sin poder cumplir con la finalidad de una inversión digna y práctica.

Emaya, ya impotente, decidió en su día interponer una demanda contra las adjudicatarias, las empresas Envac Iberia y Urbaser, por lo que siempre ha considerado instalación y servicio deficiente. Por lo menos quedó acreditado que el sistema, con constantes fallos progresivos, no era operativo. La empresa municipal de aguas ganó el pleito en primera instancias, pero las adjudicatarias, aferrándose a supuestos defectos de operación y mantenimiento, optó por recurrir. Ahora la Audiencia Provincial de Palma otorga la razón a la empresa municipal de aguas, en los mismos términos de la sentencia inicial y da por sentado que el sistema de recogida neumática de Palma ha estado siempre "mal proyectado y mal ejecutado". La consecuencia es una indemnización de 25 millones, más intereses y costas procesales. Emaya siempre ha entendido que se constataba una clara "corrosión generalizada"a lo largo de los 14 kilómetros de tuberías subterráneas. Desde el pasado mes de octubre empezó ya a retirar los antiestéticos buzones de recogida. Además de feos, no servían para nada efectivo.

El Ayuntamiento se plantea ahora si debe solicitar la ejecución inmediata de la sentencia o, por contra, permanecer a la expectativa de un recurso de casación que las condenadas insinúan, pero al que se concede escasa posibilidad de éxito. Llegar al Supremo volvería a dilatar mucho las cosas y la llegada de la resolución definitiva. Queda claro que las cosas se han hecho rematadamente mal y alguien debe asumir responsabilidades por ello. El Ayuntamiento se alegra de la indemnización que tarde o temprano recibirá pero esto no puede amagar el mal de origen. El servicio neumático se otorgó con deficiencias, sin tener todas las garantías aseguradas. Lo sucedido debe servir de escarmiento para que no se vuelvan a reproducir cosas iguales. Es la indemnización que se debe al ciudadano.

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