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Llorenç Riera

La escasez deteriora la convivencia

Las penurias constituyen casi siempre un elemento de distorsión. Resulta muy complicado convivir con ellas porque no aportan nada nuevo a la relación. Lo está experimentando, otra vez, el Govern de la escasez, del mismo modo en que ya lo vivió, en administración propia, a principios de legislatura y lo habían conocido antes ejecutivos anteriores de color alterno.

No hay dinero ni existen perspectivas de ingresarlo de manera fluida con inmediatez. Se ha vuelto a encender el piloto rojo de la escasez que aconseja tener máximo esmero en lo que se gasta y cómo se hace. Es lo que haría cualquiera en su casa con un mínimo de sensatez. Algo de conciencia real y sentido práctico queda en el entramado institucional. No se soluciona el problema, pero por lo menos tampoco se agrava, resta enquistado en lo económico con una grave repercusión corrosiva en la convivencia política. De ahí el malestar que se va incrustando en todas las conselleries y entre el PSOE y Més. Pero hasta la divergencia debe ser controlada por los socios de gobierno en ejercicio porque, para conflictos, ya les bastan y superan los patrocinados y puestos en práctica por Podemos. PSOE y Més deben conformarse con la vigilancia recíproca para evitar que se instalen criterios de arbitrariedad política en el control de caja de cada departamento.

Mientras, queda claro ya que la consellera Cladera esta controlando, o más bien tutelando, los movimientos económicos de cada conselleria. Trabajo y Salud saben bastante de ello pero, probablemente, quien tenga un mejor conocimiento de la situación sea Medio Ambiente. Se le ha retenido un gasto de 12 millones de euros.

La cuestión es que se adolece de una falta de liquidez prácticamente absoluta y que el déficit autorizado para este año es solo del 0,3%. No se ingresa, ni siquiera se ha podido comenzar a aplicar la ecotasa en los plazos fijados en principio y cuando se haga, en julio, no podrá servir de cajón de sastre para las urgencias como había previsto el Govern en principio. En Madrid todo está "en funciones", no hay con quien negociar con garantías el adelanto de los ingresos a cuenta pretendidos. No existen ni se pueden esperar novedades. En estas duras condiciones de mínimos no queda otro remedio que el de asegurar lo imprescindible que no es otra cosa que el pago de las nóminas, tantas veces en peligro, de los funcionarios.

Pero de los funcionarios ya existentes, que quede claro. El bloqueo impuesto por la consellera Cladera impide convocar las plazas ya dotadas de personal de nueva incorporación. Es lo que ata al SOIB, para incrementar sus plazas de orientadores laborales. En pocas palabras, estamos ante una vertiente más de la injusta y precaria financiación autonómica. El Govern va poniendo parches, tapando agujeros y deberá seguir haciéndolo mientras la situación no cambie. En el caso de hacerlo, cosa muy dudosa, no será pronto. Hoy toca asegurar nóminas de funcionarios. Mañana, otra cosa.

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