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Nuevo director

El nuevo director gerente del Teatro Principal, Carlos Forteza, expuso tras su nombramiento una serie de propuestas e intenciones que, sin duda, son muy atractivas a la vez que sensatas y viables. La letra es clara y comprensible y la música suena bien. El violín parece muy bien afinado. Entre otros objetivos, está el de buscar la excelencia programática, fomentar las producciones propias y que éstas no mueran tras una semana en cartelera, sino que alcancen un largo recorrido por otros lugares de la geografía peninsular. Hacer del Principal un centro de referencia, una plataforma que dé cabida y publicidad a los talentos emergentes. Buscar la coordinación y la colaboración con el resto de las islas y que, en definitiva, Palma no sólo sea la mejor ciudad para vivir por cuestiones climáticas, pues aquí no hay mérito alguno, sino también y sobre todo por su excelente y variada oferta cultural. La música suena bien, y la letra es cristalina. Ahora sólo falta que los objetivos se cumplan y que éstos tengan duración y una cierta altura de miras y que la cosa no se quede en la viscosa endogamia que acaba pudriéndolo todo.

El nuevo director del Principal parece, sin duda, un profesional competente y riguroso que desea activar una institución que necesita a todas luces innovación, aire fresco y propuestas de altura. No olvidemos que existen ciudades similares a Palma, o incluso más discretas en cuanto a habitantes y a presupuestos culturales, que han logrado cimentar una sólida a la par que atractiva oferta cultural. Ciudades que no están vendidas al turismo y que trabajan sin ruido pero con eficacia. En Palma estamos tristemente acostumbrados a que los proyectos mueran a la vuelta de la esquina. Eso sí, unos proyectos que se iniciaron con toda la pompa y la circunstancia y que al final se han ido diluyendo hasta la desaparición y el inevitable olvido. Cuenca, Segovia, Valladolid, Almagro, Mérida, Vitoria (Gasteiz) Málaga. La lista es larga. Ciudades que, sin tanta metralla mediática, han ido forjando una serie de festivales de largo aliento, todos ellos muy respetados y con declarado prestigio. Palma, sin duda, exhibe todas las condiciones para ser una ciudad de referencia, pero se ve que no damos mucho más de sí y que lo fiamos todo al turismo cultural, al ladrillo y a la brisa marina.

El nuevo director, Carlos Forteza, ha bregado en otros lugares, Galicia y Madrid, con mucha solvencia. Quizá, para los endogámicos, sea un forastero, aunque haya nacido en Palma. Es importante que existan las condiciones idóneas para llevar a cabo un buen trabajo de dirección. Algo serio y sólido, creativo y aireado, lejos de la endogamia de los pequeños lugares, a la vez que cuidadoso con las producciones y creaciones propias, pues muchas de ellas merecen rodar por esos mundos. Como suele decirse, el cuidado y la promoción de la cantera. Lo mismo para el público, nosotros, que también queremos ver y escuchar producciones creadas en Zamora o Vigo, por hablar de dos ciudades de la península y no hablar de producciones extranjeras, que también. Tampoco es mala idea la reducción de los porcentajes dedicados a la ópera, pues ésta se lleva el 63%. Excesivo, si en verdad se quieren potenciar otras artes. En este caso, el reequilibrio parece más que justificado, necesario para la salud de la institución y, de rebote, de la ciudad.

Otro tema que puso sobre la mesa el nuevo director, que se incorporará el próximo mes de mayo, aunque el trabajo en sí se empezará a notar el año 201, fue el asunto de las interferencias políticas a la hora de elegir a los futuros directores. Es un tema fundamental éste de acabar con los partidismos y los sectarismos. Y esto vale para otros cargos, siempre sometidos al color del partido en el poder. Acabar, en definitiva, con el viejo y ya apestoso lema: "es uno de los nuestros." La idea es liquidar la endogamia. Eso sí, sin dejar de potenciar y fomentar las producciones propias, siempre que atesoren calidad.

Tras su elección, las redes sociales han empezado a segregar comentarios de recelo, pero también de ilusión. Los que recelan alegan que Forteza nunca ha trabajado en la isla, que viene de Galicia y de Madrid. Ellos lo ven como un motivo de sospecha, otros lo vemos al revés. Este detalle puede ser una ventaja, pues el Principal necesita una gestión sólida, competente, creativa y aireada. El modelo que propone Carlos Forteza, si en verdad arraiga y fructifica, es una vía que busca la excelencia. Casi nada, en estos días.

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